La votación se hará de forma secreta y de manera telemática (por la pandemia) y el episodio tiene todos los ingredientes para mantener la tensión hasta el último minuto, cuando la presidenta del Congreso, Meritxell Batet anuncie el resultado el jueves a mediodía. La renovación del Tribunal Constitucional, pactada entre el Gobierno de coalición y el PP, se le ha atragantado sobre todo a Pedro Sánchez. Su ministro negociador, el titular de Presidencia, Félix Bolaños, pactó con el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, los cuatro nombres de los candidatos que los dos principales partidos han pactado proponer y apoyar: el PSOE propuso a Inmaculada Montalbán; Unidas Podemos, a Juan Ramón Sáez, y el PP, a Concepción Espejel y Enrique Arnaldo, el nombre más cuestionado de todos. Si el acuerdo contara con todos los apoyos del Ejecutivo de coalición y el PP, esos nombres deberían salir con al menos 243 síes. Las fisuras, sin embargo, por la aceptación de Arnaldo amenaza con que coseche algunos menos. El mínimo necesario para que la votación prospere son 210 diputados, tres quintas partes de los escaños del Congreso, y la dirección del PSOE da por hecho que se alcanzará porque, como les ha recordado estos días a sus parlamentarios, en el partido hay "disciplina de voto".

La incomodidad de ese nombre alcanza hasta al propio Sánchez, que este miércoles lo ha admitido en el debate del Congreso sobre las cumbres europeas. "A mí no me gustan algunos de los candidatos para el Tribunal Constitucional, pero el deber del Gobierno de España, y aquí agradezco la posición del PSOE y Unidas Podemos, es salvar el acuerdo para renovar las instituciones constitucionales y permitir que se desbloquee y renueven esas instituciones", ha afirmado. El Tribunal Constitucional es uno de los cuatro órganos, además del Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo y la Agencia de Protección de Datos, que hace tres semanas acordaron renovar el Ejecutivo y el PP. Todavía sigue pendiente el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Las llamadas desde la cúpula del partido de Sánchez a sus 120 diputados se han multiplicado estos últimos días. El diputado socialista Odón Elorza, que fue muy crítico cuando Arnaldo compareció la semana pasada en la comisión de nombramientos, no quiere aclarar qué hará. También en Unidas Podemos la propuesta ha levantado ampollas. De hecho, su representante en la Mesa del Congreso, la vicepresidenta tercera, Gloria Elizo; la diputada María del Carmen Pita y el consejero de Políticas Migratorias y Justicia del Gobierno navarro, Eduardo Santos, han escrito un artículo en 'El Periódico de España' para expresar su disconformidad con la inclusión de Arnaldo en el cupo de renovación del Constitucional.

Yolanda Díaz, vicepresidenta tercera del Gobierno y líder de los morados en el Ejecutivo, considera que el PP "no ha estado a la altura" con la elección de esos candidatos y "pone en riesgo" la independencia judicial.

El presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, ha dicho sus diputados votarán a los cuatro propuestos, para cumplir el pacto, pero que el futuro magistrado no cumple las condiciones de ejemplaridad para ocupar el cargo. Incluirá su nombre en la votación secreta, pero "con una pinza en la nariz".

Desde que el nombre de Enrique Arnaldo se puso sobre la mesa, se ha escudriñado su currículum y las actividades privadas del que también es letrado en el Congreso de los Diputados. Su vida profesional revela numerosos vínculos con el PP, incluidos políticos como el expresidente del PP condenado por corrupción Jaume Matas, con la Fundación FAES y artículos periodísticos ridiculizando al socialista José Luis Rodríguez Zapatero y minimizando la caja b de los populares cuando salieron los llamados 'papeles de Bárcenas'.

Pablo Casado, que sigue impidiendo la renovación del CGPJ, porque exige cambiar la ley para dar más poder a los jueces y dotarles de "mayor independencia" del poder político, guarda silencio tras haber propuesto a Arnaldo.

La aceptación del letrado de las Cortes también está mal visto por los socios minoritarios del Gobierno. Así se lo han dicho este jueves a Sánchez en el debate que se ha celebrado en el Congreso. Íñigo Errejón (Más País) ha admitido no entender "los votos que avergüenzan" y Gabriel Rufián (ERC) ha tachado de "cobarde" el aval que le va a dar el PSOE. "Plántense un poquito", les ha dicho. Rufián no crea que el Gobierno vaya a tragarse "un sapo": lo de Arnaldo es "un cocodrilo", ha asegurado.