Los dos socios, PSOE y Unidas Podemos, juran y perjuran que no quieren romper, que la coalición es sólida y que resistirán la tormenta. Pero esta vez no es como las demás. La crisis que ha estallado en el Gobierno de coalición es más un prólogo de lo que está por venir. Porque la reforma laboral es una de las claves de bóveda de la legislatura, lo que “da sentido”, dicen los morados, a su presencia en el Ejecutivo. Una medida “estructural” que vigila la Unión Europea y que es de “todo” el Gabinete, insisten por su parte los socialistas. Ahora, ambos intentan reconducir el conflicto, bajar la temperatura, y a ello ayuda, reconocen, la desactivación de la guerra de UP contra la presidenta del Congreso. Las posiciones de los socios, no obstante, son firmes. Se miden, se tantean en una cuestión de altísimo voltaje como el desmantelamiento de la legislación del PP, a la espera de que llegue el momento “decisivo”, cuando haya que aprobar la reforma en el Consejo de Ministros, antes de remitirla al Parlamento. 

Que el pulso sigue vivo lo demostraba este sábado Yolanda Díaz en la clausura del 12º Congreso Confederal de Comisiones Obreras, en el que fue reelegido Unai Sordo como líder del sindicato. Aclamada por los delegados al grito de “¡presidenta, presidenta!”, se comprometió a “derogar la reforma laboral, a pesar de todas las resistencias, que las hay y son muchas”. Un desafío a Nadia Calviño, con quien está abiertamente enfrentada. Con la diferencia de que en esta pugna Pedro Sánchez ha respaldado sin ambages a su vicepresidenta primera en el intento de tomar las riendas de la negociación. “No es una intromisión”, sentenció el jefe del Ejecutivo el viernes desde Bruselas, sino “colaboración, coordinación” de todos los ministerios en una ley crucial para el futuro del Gabinete. El presidente quiere que esté Calviño en primera línea como carta “de confianza” ante los agentes sociales y ante la UE, justifican los suyos.

La líder de Unidas Podemos recibía a su vez mensaje de vuelta por duplicado de los pesos pesados del PSOE. De un lado, de su número dos, Adriana Lastra, durante el congreso de la federación extremeña: habrá “derogación” de la reforma laboral, pero “lo va a hacer el PSOE”. El partido “cumple y cumplirá”, completó el tres, Santos Cerdán, desde el cónclave de la formación en Navarra, “con su compromiso de actualizar su relación con los modelos laborales”. “Y que no le quede a nadie ninguna duda”, remachó, refiriéndose a Sordo, quien desconfió de la voluntad de los socialistas de liquidar la regulación del PP y se alineó con la vicepresidenta segunda, al remarcar que "no se puede decir" que las conversaciones sobre la nueva arquitectura del mercado de trabajo se hallen en una fase "preliminar", como había dicho Calviño el jueves ante CCOO. 

La interlocución no se ha roto, y han estado hablando en las últimas horas Lastra y Bolaños con Belarra y Díaz

No hubo una mayor escalada verbal. Sánchez, que realizó su quinto viaje a La Palma desde la erupción del volcán, evitó las preguntas sobre la crisis en la coalición. Imperaba la prudencia y la voluntad de atemperar el conflicto, al menos por ahora. La comunicación, de hecho, no se interrumpió. Adriana Lastra y el titular de la Presidencia, Félix Bolaños, escuderos del presidente en el partido y en el Gobierno, interlocutaron con Díaz y Ione Belarra, líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030.

"Salió fatal y somos los culpables"

Primero, para aceptar la convocatoria de la mesa de seguimiento de los acuerdos, que se reunirá el lunes o martes, y también para trasladar a sus socios que era “inaceptable” que Unidas Podemos presentase una querella contra Meritxell Batet por la retirada del escaño del diputado Alberto Rodríguez. “Se pasaron de la raya. La sentencia del Supremo [que le condenó a mes y medio de prisión, sustituido por 540 euros de multa por agredir a un policía] puede ser un desbarre. Pero Meritxell no podía hacer otra cosa que cumplir, y poner el foco en ella es un error”, argumentan en el ala socialista del Gabinete.

En el entorno de Díaz reconocen el “lío” y la equivocación. Este sábado, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, coordinador federal de IU, echaba agua al advertir de que la acción judicial era “a título personal” de Rodríguez, no una iniciativa del espacio confederal. “Es verdad, salió fatal y solo nosotros somos los culpables. Pero ese ya no va a ser un elemento de conflicto”, indicaban fuentes próximas a la vicepresidenta segunda. Rodríguez, además, sale de escena: por la tarde, anunció su marcha de UP. "Y eso facilita que el monotema sea únicamente la reforma laboral", añadieron las mismas fuentes. Lo mollar.

La parte socialista del Gobierno se congratulaba de que sus socios “recogieran hilo”. “Pero esto es una tormenta en un vaso de agua. Quitamos hierro, pero este asunto tendrá hierro más adelante”, observan desde el entorno del presidente, una apreciación con la que coinciden los morados. Porque el problema no es solo quién coordina los trabajos en la mesa con patronal y sindicatos, sino el mismo contenido. La reforma laboral en sí. “Y ahí hay muchas partes que cuadrar: las posiciones de PSOE, Unidas Podemos, patronal, sindicatos y Comisión Europea, y va a ser muy difícil”, advierte un alto mando socialista. 

Los morados se felicitaron de que Sánchez, en la clausura del 40º Congreso del PSOE, se comprometiera con “poner punto final” a la legislación laboral del PP (también la ley mordaza y la prostitución), y que después diera un espaldarazo a Díaz. Por eso no esperaban el correo de Calviño del jueves por la noche, en el que ella se arrogaba la dirección de las negociaciones. De inmediato, Trabajo envió dos mails a Economía —que no fueron respondidos, dicen— y llamaron al Gabinete de Sánchez en la Moncloa. La falta de “reacción” motivó el tuit de Belarra de la mañana del viernes, por el que solicitaba la reunión “urgente” de la mesa de seguimiento de los acuerdos. A media tarde, la réplica del presidente, avalando a su vicepresidenta primera. Todavía no ha habido una llamada entre los líderes porque, recuerdan desde la Moncloa, no ha hecho falta desatascar "ningún asunto" entre ambos, directamente, ni siquiera los Presupuestos.

Fotos y competencias

Trabajo aguanta el pulso. Considera que debe seguir pilotando las conversaciones con los agentes sociales, como lleva haciendo desde el 17 de marzo, y defiende que desde entonces ha mantenido al tanto de los avances tanto a Economía como a la Moncloa. En el equipo de Díaz insistían este sábado en que igual que es Hacienda quien lidera las negociaciones de los Presupuestos, o es Inclusión quien lleva la batuta en pensiones, debe ser la vicepresidenta segunda la que se encargue de una materia que es de su "competencia".

"Hay muchas partes que cuadrar: las posiciones de PSOE, UP, patronal, sindicatos y Comisión Europea, y va a ser muy difícil", advierte un alto mando socialista

En el PSOE, sin embargo, acusan a los morados de querer patrimonializar los éxitos de la coalición —ya son 12 los acuerdos impulsados por Díaz—, cuando a fin de cuentas se tratan de medidas "del Gobierno de Sánchez, no de la ministra", y el Gabinete "es un órgano colegiado, no hay compartimentos estancos". "El presidente ha estado en todas las fotos con los agentes sociales. No es cuestión de fotos, sino de respetar lo que lleva trabajándose meses", aducen en Trabajo, donde recuerdan que la Comisión Europea ve con buenos ojos los planes de la líder de UP.

“Teníamos información de la negociación sobre la reforma laboral —explican desde la Moncloa—, pero ahora que llegamos a la fase decisiva, tenemos que estar ahí. Son conversaciones muy complejas, en las que también está la Comisión, y tenemos que consensuarla. Ellos seguro que quieren ir más allá, pero esto va de que sindicatos y patronal acuerden y Bruselas acepte”. El PSOE quiere que empresarios y trabajadores estén en el pacto. Sería la salida "ideal", aunque otra aceptable es que se consensúe la gran parte de la reforma y quede fuera un 10% que el Gobierno "decida de la mano de la UE". "Hay que generar confianzas en la negociación y Nadia tiene que estar en primera fila", razonan. Es más, añaden, ya se lo habían comentado a sus compañeros de Gabinete.

"Estamos donde estábamos, en el mismo punto, y el PSOE tiene que decidir si habrá o no reforma laboral", resumen en el entorno de Díaz

Ferraz y el entorno del líder socialista insisten en que la reforma se hará, porque es un compromiso adquirido por el PSOE desde muy atrás, que ya figuraba en sus programas electorales de 2015 y 2016. Pero Sánchez, cuidadoso con el lenguaje, mide ahora sus palabras: el viernes en Bruselas indicó que el acuerdo de gobierno incluye la "actualización de las normas laborales". El texto firmado en 2019 habla, y en eso se apoyan los morados, de "derogar" la legislación del PP de 2012.

En Unidas Podemos admiten que las dos partes del Ejecutivo velan armas, aunque la disputa estallada el viernes ha bajado de grados. Sin que ninguno dé marcha atrás en sus posiciones. “Estamos donde estábamos, en el mismo punto, y el PSOE tiene que decidir si habrá o no reforma laboral”, sentencian desde el equipo de Díaz, en el que defienden que ella “no perderá el hilo”: buscar el acuerdo con los agentes sociales “hasta el último minuto”. “El conflicto se va a enfriar y reconducir. Y la reforma… no lo vemos negro, pero tampoco blanco”, culminan. Esto es: la batalla final empieza ahora.