Cuando estaba embarazada de su segunda hija acudió a una revisión y en el centro de salud detectaron que algo no iba bien. No solo en la gestación. Presentaba un cuadro de ansiedad y pánico. Arrastraba varios episodios de violencia. Fue el médico de familia quien denunció que su paciente sufría maltrato machista por parte de su pareja. 

Justo ese día ella decidió romper su relación y se refugió en casa de su madre con su hija de apenas un año por miedo a las represalias.

Esa primera denuncia por violencia de género se archivó

Nació su segunda hija, pero su supuesto padre no la reconoció, por lo que no existía filiación paterna. En ese momento era ella quien tenía la custodia de las menores con un régimen de visitas para él.

Pero ella empezó a notar comportamientos extraños en su hija mayor (tenía un año y algunos meses), acudió al hospital y se puso en marcha el protocolo por posibles abusos sexuales. Hubo dos partes médicos que, igualmente, quedaron archivados.

Entonces "por recomendación de profesionales y para proteger a su hija" evitó las visitas. Él la denunció por secuestro. Ella perdió la custodia de las dos niñas. Se la dieron a él, a pesar de que a la pequeña ni siquiera la había reconocido legalmente. A ella la detuvieron y la llevaron al calabozo.

La justicia le pide cuatro años de prisión por esa acusación de secuestro.

Mientras tanto, aunque no existe orden de alejamiento, hace dos años que ni ve ni escucha a sus hijas. Él no se lo permite.

Esta la historia de Sara, una mujer extremeña envuelta en un complejo proceso judicial «lleno de irregularidades» desde aquella primera denuncia del centro de salud en 2016. El caso lo ha dado a conocer la asociación extremeña Mujeres libres, Mujeres en paz. Han iniciado una campaña de apoyo y auxilio llamada "Mamá está castigada". "Fue lo que respondió la hija mayor de Sara cuando el equipo psicosocial de Badajoz le preguntó por los ‘cambios’ que había vivido en los últimos tiempos. La niña tenía entonces 5 años y llevaba 8 meses sin ver a su madre", explican desde esta entidad.

Decisiones contradictorias

"La jueza de instrucción había denegado dos veces la detención y la entrega de las menores, pero una jueza de lo civil ordenó lo contrario", lamentan.

El próximo martes 27 de abril tendrá lugar en el Juzgado de Zafra el juicio para resolver definitivamente la custodia. Sara acude al mismo con la condena por secuestro a sus espaldas y con el temor de perder a sus hijas, que ahora tienen 6 y 4 años. 

"Ese juicio del día 27 es la última oportunidad que tiene de recuperar el contacto con las niñas", manifiestan desde Mujeres libres, Mujeres en paz.

Por ello, van a intensificar su campaña de apoyo estos días para lograr conciencia social y que se conozca esta historia, la de la extremeña Sara, una víctima más de las violencias contra la mujer.  

"Este tipo de casos son frecuentes"

"Este caso -explican desde Mujeres libres, Mujeres en paz- no es una excepción, son situaciones habituales que viven las mujeres víctimas de la violencia de género. Y es muy importante poner el foco en el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP)". ¿Qué significa ese término? Se considera que la madre ‘le lava la cabeza a sus hijos’ en contra del padre. La realidad es que el SAP no ha sido reconocido a día de hoy por ninguna asociación profesional ni científica.

Otra realidad que destacan desde esta asociación es que no existe un perfil concreto de víctima del maltrato machista. "Nada tiene que ver el nivel cultural o social, eso se aprende el primer día que se empiezan a estudiar las realidades de la violencia de género".

En el caso de Sara, profesional sanitaria primero en Llerena y ahora en Badajoz, precisamente su profesión (médico), que le otorga un estatus de formación académica alta, "juega en contra de la validez de su testimonio".

Más información en: https://www.mamaestacastigada.ml/