Hermanas y amigos de una víctima de violencia machista, cuyo compañero está acusado de agresión sexual, lesiones, detención ilegal y difusión de fotografías vejatorias, afirmaron ante el tribunal de la Audiencia Provincial que juzga a R.F.C. por estos hechos, que la mujer solo podía relacionarse con su familia a escondidas, siempre sin que él se enterase, y que ella se preocupaba de la ropa que compraba porque "igual no le gustaba a él", según explicó una de sus hermanas.

En el juicio que comenzó este martes en la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra las testigos aseguraron que la víctima vivía "atemorizada" por su pareja, que éste no le daba llaves de casa ni dejaba que la hija de ambos visitase a la familia de la mujer, y apuntaron como ejemplo que una noche en la que se fue de cena con sus compañeras de trabajo la obligó a dormir fuera, en el coche, como castigo.

La Fiscalía solicita para el acusado 39 años de prisión, como supuesto culpable de agresión sexual, lesiones y detención ilegal. Su detención se produjo el 10 de octubre de 2019, cuando la Policía acudió al hogar que compartían porque un amigo de la víctima recibió en su teléfono móvil unas fotos de la víctima, desnuda y vejada, acompañadas de frases obscenas. Este hombre, que testificó en el juicio, decidió avisar a la Policía, que acudió al hogar de la víctima. Después de una búsqueda de aproximadamente media hora por el hogar, se encontraron con la pareja escondida en el taller que el hombre regentaba a pocos metros del domicilio. Según el testimonio de un agente de Policía que participó en la intervención, la mujer se encontraba en el momento de ser localizados "muy nerviosa, amedrentada, si capacidad de articular palabra, totalmente envuelta en serrín que había por el suelo del taller y con la cremallera del pantalón bajada". Él recibió a los agentes "tranquilo, como si no pasara nada".

Las hermanas de la víctima que testificaron en esta primera sesión del juicio afirmaron que a su sobrina, que en el momento de los hechos contaba 8 años, no las había visto nunca porque él no lo permitía. También coincidieron en afirmar que la mujer evitaba encuentros de su familia con el acusado "para protegernos a nosotras, tenía más miedo por lo que nos pudiera pasar a nosotras que por ella".

Una amiga explicó además la víctima le contó que él la llamaba "gorda, cachalote, bacalao", entre otros insultos. Trató de ayudarla, invitándola a quedarse en su casa, algo que hizo durante cuatro días, pero que la víctima quería volver al domicilio que compartía con su pareja porque "no quería dejar a la niña, la echaba mucho de menos".

En su declaración el hombre negó todas las acusaciones y llegó a afirmar que "no le contralaba la ropa porque ella viste muy normal" por lo que "no tenía nada que controlarle". También aseguró que ella "tenía problemas con las compras" y que las decisiones sobre la hija de ambos "mayoritariamente las tomaba yo porque ella no le pone muchas normas, la consiente bastante". El acusado solo respondió a las preguntas de su abogada. Argumentó que no le gustaba que la hija de ambos fuese a la casa de la familia de ella porque "su padre está a tratamiento psiquiátrico y su hermana se intentó suicidar; no es un ambiente bueno para la niña". También alegó que la noche en la que acudió la Policía había ingerido "diez o doce cervezas". La víctima declaró a puerta cerrada y separada por un biombo del supuesto maltratador.

El juicio continuará el próximo 4 de febrero.