"Me estaba envenenando". "Creí que iba a morir". "Lo eché de casa". La historia ha vuelto a repetirse: otras dos mujeres que sobrevivieron a encuentros sexuales con Jorge Ignacio P. J., el presunto asesino en serie de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela, volvieron a describir ayer ante el juez, los abogados y el acusado como este las drogó con grandes cantidades de cocaína en contra de su voluntad.

Las dos acabaron echándole de casa, lo que, probablemente, les salvó la vida. Ambas mujeres comparecieron ayer, igual que lo habían hecho las anteriores en sendas comparecencias celebradas en noviembre y diciembre pasados, ante el juez de Instrucción número 20 de València, que aglutina todas las investigaciones desde el pasado verano.

Y como las veces anteriores, Jorge Ignacio P. J., en prisión desde el 6 de diciembre de 2019, se mantuvo impasible y frío mientras ellas narraban con detalle los tortuosos encuentros con su presunto agresor.

Una de las víctimas, una mujer colombiana que tenía 41 años cuando mantuvo el primer y único encuentro con el acusado, contó cómo notó "que me estaba envenenando". Su miedo llegó a tal punto que incluso "cogí un cuchillo y le grité: 'Yo no voy a morir aquí'. Pensé que me iba a matar".

En esa cita, que tuvo lugar el 29 de junio de 2018 -el año anterior al de las tres muertes- en un piso de la avenida de las Corts Valencianes de València, dedicado a citas sexuales pagadas, el ahora acusado se presentó "con una bolsa grande en la que llevaba una piedra de cocaína del tamaño de una pelota de tenis".

Le vio meter "algo en la copa"

La mujer empezó a sentirse muy indispuesta, con graves episodios de taquicardia, después de que le impregnara cocaína por todo el cuerpo. Fue al baño y lo vigiló sin que él se percatara. Entonces, le vio "cómo machacaba algo y lo metía en la copa". En ese momento fue cuando se armó con el cuchillo y trató de echarlo, pero la encargada de la casa de citas le conminó a que acabara el trabajo, con el argumento de que Jorge Ignacio P. J. "había pagado una hora más". Sin embargo, la mujer se negó y el acusado acabó yéndose. Ella es una de las pocas víctimas que dispone de un análisis médico que certifica la intoxicación masiva con cocaína porque se fue inmediatamente al hospital.

Ayer también declaró ante el juez y el resto de partes una segunda mujer, española y de 27 años en el momento aquél, que mantuvo un encuentro sexual con Jorge Ignacio P. J. en la madrugada del 25 de octubre de 2019 en otra casa de citas de València, en la plaza de los Pinazo. Como en el caso anterior, describió ante el magistrado cómo llevaba "una gran bolsa con cocaína» y reiteró que "él no consumió".

Afirma que preparó una raya "de unos 20 centímetros de larga, que ocupaba toda la mesilla de noche y muy gruesa". Ella simuló aspirar la droga, pero en realidad la sopló a escondidas. Después, notó cómo él le introducía en el ano "una piedra del tamaño de una alubia". Cuando se lo recriminó, "él se puso muy agresivo y violento" hasta el punto de que entre ella y una compañera lo acabaron echando a la calle.

Catorce días más tarde se produjo el asesinato de Marta Calvo. Como muchas de las supervivientes, esta mujer acudió a la Guardia Civil tras reconocer al acusado en las fotografías en los medios de comunicación. La chica confiesa que vive muerta de miedo, que tiene pesadillas y problemas para conciliar el sueño, por lo que precisa de medicación contra la ansiedad.