"Que no nos roben la Navidad, como están intentando algunos y algunas tendencias culturales, secularizadoras e ideológicas. Y nos la roban cuando ceden a los criterios del mundo enemigo y aprueban leyes que intentan regular un derecho inexistente como es el de la eutanasia". Así de rotundo se expresaba hace unos días el arzobispo Antonio Cañiares en su carta semanal a los fieles. El cardenal vuelve a cargar contra el gobierno de Pedro Sánchez "por hacer leyes tan injustas".

E insiste en que desde el equipo de gobierno formado por Partido Socialista y Unidas Podemos "nos roban la Navidad cuando cuando difunden una cultura hedonista en la que no cabe el dolor ni el valor del sufrimiento; y nos la roban cuando pretenden una enseñanza que no educa en el alto valor y dignidad de toda persona, y no hay Navidad donde se infunde miedo y temor y falta de libertad". Refiriéndose así al otro tema que estos días capitaliza sus mensajes, la nueva ley de Educación.

"La Navidad trae y es esperanza, futuro, también para el hombre malherido o maltrecho, que ve como el amor de Dios se inclina ante él, y lo acompaña, intenta curarlo y lo ayuda, le ofrece los cuidados paliativos que han olvidado, creo que intencionadamente pero con un error y omisión gravísimo, los señores diputados que no han querido saber nada de ellos y les estorban los débiles, los enfermos, los terminales, los que gritan de dolor y son extremamente vulnerables", desgrana Cañizares.

El purpurado no duda en tildar la ley de "inicua, perversa y cruel en favor de la muerte, so capa de sentimientos o sentimentalismos de compasión, o los bailes de una señora que, creo, fue ministra de Sanidad en otros momentos, que saltaba de alegría cuando llenaba de tristeza ella misma a la mayoría que no estábamos en el Parlamento y que lo que tendría que hacer es avergonzarse por haber aprobado esta ley y, más aún, de bailarla, y pedirnos perdón a todos". Se refería a Luisa Carcedo, gran impulsora del texto normativo.

Además, critica al ejecutivo español por los Ertes, culpándole de los parados a los que "no les han pagado todavía". "En su casa hay hambre y oscuridad, y tristeza, por quitarles el trabajo, que eso sí que es un derecho, -el derecho a un trabajo digno y sostenible- y no la eutanasia. Esto es lo más contrario a la Navidad y a la misma humanidad; ¿dónde quedan lo sentimientos de compasión? ¿en los sueldos para los que gobiernan y están cómodamente en su sillón del Congreso?", llega a decir.