Pertrechada con botas altas para pisar el barro que cubre las calles, la reina Letizia fue testigo este martes del escenario de devastación que persiste en una de las zonas del norte de Honduras un mes después del paso de las tormentas tropicales Eta e Iota.

La reina se enfundó el característico chaleco rojo de la cooperación española para visitar una escuela destruida y un albergue que da cobijo a decenas de personas que han perdido sus casas por la tragedia, comparable a la que causó el huracán Mitch en 1998.

En su visita al municipio de La Lima, cerca de San Pedro Sula, uno de los puntos de la 'zona cero' de la catástrofe, doña Letizia estuvo acompañada por el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, y la primera dama, Ana García, a quienes previamente hizo entrega de forma simbólica de la ayuda de 120 toneladas de material de emergencia donado por España.

Primero Eta y, dos semanas después, Iota, arrasaron parte del país con fuertes lluvias e inundaciones que han dejado las calles y las casas cubiertas de lodo y a 100.000 personas alojadas en albergues.

La reina se desplazó primero al colegio de la Colonia Flores de Oriente de La Lima, uno de los 534 que han quedado derruidos en todo Honduras. Allí conversó con cuatro alumnos, a los que expresó su confianza en que, gracias a la ayuda de España, puedan regresar a las clases en febrero, cuando está prevista la reanudación del curso.

"¿Tu familia qué tal está?", se interesó la reina ante las lágrimas de Jeremy, de 14 años, a quien consoló apoyando la mano en su hombro. Para su amigo Said, "da miedo" ver el colegio anegado de fango. "Es desastroso. Aquí es donde nos divertíamos", comentó ante las sillas rotas arrastradas al patio. También se acercó a la reina una mujer de la comunidad para relatar que perdió su casa, pero que su "mayor dolor" era que no hubiera escuela. "Mi corazón está alegre porque ahora van a volver a tenerla", agradeció.

Del colegio, la comitiva se trasladó al Instituto Patria, también en La Lima, cuyas aulas se han reconvertido en albergue para cerca de 150 familias que esta semana recibieron colchones para dejar de dormir en el suelo. Uno de los damnificados mostró a la reina lo que pudo rescatar de su casa -un microondas y una vajilla-, mientras otra ocupante del aula le agradeció visitar a quienes "no tienen voz". Otra mujer, con tres hijos, también lleva un mes alojada y sin visos de regresar por ahora. "En mi casa aún hay agua porque ha quedado estancada", lamentó.

Entre los afectados, hay coincidencia de que Eta e Iota han sido más destructivos que el Mitch, aunque éste dejó cerca de 5.000 fallecidos y ahora la estimación es de sólo un centenar, lo que achacan a que gracias a los teléfonos celulares y las redes sociales la gente pudo guarecerse a tiempo. "Cada año hay inundaciones, pero esto ha sido peor que el Mitch", sostuvo un sacerdote español que lleva 41 años en Honduras.

En el instituto hay enfermeros que hacen pruebas de coronavirus, aunque el contagio no es la principal preocupación de los evacuados. "Tenemos miedo, el problema es que ahora tenemos más miedo a otras cosas, porque no tenemos casa", priorizó Kenia, quien se quejó del abandono por parte de las autoridades.

El presidente hondureño subrayó la importancia de "visibilizar lo que ha pasado" y de que la comunidad internacional sea consciente de que Honduras es "uno de los tres países más impactados por el cambio climático" y por las tormentas cada vez más destructivas. Hernández solicitó a Felipe VI y al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que "se conviertan en los líderes del proceso de aglutinamiento de la cooperación" hacia Honduras en la "cruzada" de la reconstrucción.

La reina, acompañada por la secretaria de Estado de Cooperación Internacional española, Ángeles Moreno, comenzó la jornada con una reunión con representantes de ONGs, que le describieron el drama que vive la población. El delegado de la Cruz Roja Española, Raúl Gutiérrez, lamentó que la pandemia y otros acontecimientos, como las elecciones en Estados Unidos, "hayan invisibilizado" lo ocurrido en Honduras. "Por eso es bueno que venga la reina para dar ese apoyo al sacrificio y esfuerzo de los cooperantes españoles y, sobre todo, al pueblo hondureño", valoró Gutiérrez.

La reina completó su visita a Honduras con un almuerzo con el presidente hondureño y su esposa en San Pedro de Sula al que se sumaron varios ministros.