La pintura ha llenado puntos de Barcelona durante el confinamiento por el covid-19. Es el caso del cruce de Consell de Cent con Rocafort, travesía que se ha convertido, gracias a una foto aérea del propio ayuntamiento, en ejemplo del llamado 'urbanismo táctico'. Una ciudad multicolor, con más espacio para el peatón, la bici... pero con un cierto aspecto de galimatías que no siempre facilita la convivencia en la calle.

La imagen ha creado controversia en el barro de las redes sociales después de la publicación de un fotógrafo del consistorio en la cuenta de Ecología de la capital catalana. En las redes sociales muchos ya han bautizado a Barcelona como el nuevo Paul Ricard urbano (en referencia al uso multicolor en el circuito de carreras francés). Otros argumentan que algún amigo del consistorio que fabrica pinturas está detrás del tema.

También ha llegado al ámbito político, donde la presidenta del grupo municipal de JxCat, Elsa Artadi, ha criticado estas actuaciones y que no se ha hecho "bastante pedagogía" sobre el urbanismo táctico ya que solo con la pintura en la calzada no se entiende quién tiene prioridad en ese espacio. El viernes JxCat presentarán un ruego pidiendo al gobierno municipal la retirada de elementos como bloques de hormigón situados en las calles para delimitar el espacio de peatones.

El revuelo generado por la imagen ha forzado incluso a la tenienta de alcalde y responsable de urbanismo, Janet Sanz, ha explicar el modelo en un hilo de Twitter. "Cambiar el modelo urbano es una necesidad para salvar vidas, para hacer una ciudad más habitable, con más vida de barrio", ha escrito. Sanz adjunta una encuesta municipal para defender su argumento que expone que la mayoría de barceloneses ven positivo fomentar el transporte público, son partidarios de los carriles bici y están de acuerdo con ampliar el espacio para peatones.

Sobre el 'urbanismo táctico', Sanz explica que son "rápidas de ejecutar, más baratas y pueden resolver problemas urgentes, como las creadas por el covid-19". La tenienta de alcalde expone que otras ciudades (París, Milán, Chicago...) han adoptado medidas similares. Todo esto con el objetivo, según Sanz, de reducir la contaminación.

No obstante, desde el propio Ayuntamiento de Barcelona, son conscientes que hay que crear un código de colores que sea comprensible y útil tanto para los peatones como para los vehículos. En este sentido, la regidora de Movilidad del consistorio, Rosa Alarcón, señaló en el debate Primera Plan@ de EL PERIÓDICO que este es un tema que"lo hablé con Janet Sanz , y sabemos que debemos establecer un código de colores para la ciudad en este sentido, y eso se comentó en la comisión de movilidad".