La operación desescalada ha comenzado y lo hizo este domingo con los niños menores de catorce años como avanzadilla niños menores de catorce años. Las tropas infantiles salieron a la calle en masa para recuperar los territorios perdidos durante la pandemia por el coronavirus, de la mano de uno de sus progenitores, o ambos si se trataba de hermanos - uno con cada uno ya que esto es España y nuestra tradición es la picaresca-. Tras 43 días de confinamiento los más pequeños de la casa estaban que se subían por las paredes, o bien eran sus padres los que ya no tenían ni fuerza armada ni dialéctica para controlar a sus milicias en el cuartel.

El resultado de este primer día en el que los niños podían salir a pasear (una hora diaria y a una distancia no superior a un kilómetro de sus respectivos domicilios) marca los primeros brotes verdes del regreso a la normalidad perdida el pasado 14 de marzo con el decreto de estado de alarma, pero también dejó patente lo poco que necesita el ciudadano para saltarse las distancias de seguridad y medidas de protección ante posibles contagios en un soleado domingo de finales de abril.

Aunque hubo muchos padres responsables que no se lanzaron a la calle a las primeras de cambio o que si lo hicieron adoptaron las medidas de distancia respecto al resto de viandantes, tratando de evitar los lugares más concurridos, hubo puntos como el cauce del río Turia de València donde la masificación de gente -incluso superior a un domingo cualquiera- hizo que las distancias interpersonales con terceros de al menos dos metros y las medidas de prevención recomendadas cayeran en saco roto.

Mientras la gran mayoría de negocios siguen cerrados y la economía de muchas familias está en una UCI de la que va a costar recuperarse, la gran demanda popular de los últimos días era poder sacar a los niños a pasear. Si bien la vitamina D y el ejercicio son fundamentales en el crecimiento de los más pequeños, argumentos esgrimidos por los que optaron por sacar a sus hijos ayer a dar un paseo, otros consideran que esta salida en masa a las calles de, en algunos casos, familias enteras, puede suponer un retroceso en todo lo que con tanto esfuerzo y sacrificio colectivo se ha conseguido para frenar la expansión del coronavirus.

Así lo advertía a través de la redes sociales la consellera de Sanitat Ana Barceló con un vídeo de las aglomeraciones en el cauce del río Túria, en el que apelaba a la responsabilidad de todos los ciudadanos.

De igual modo, el concejal de Seguridad Ciudadana de València, Aarón Cano, advirtió que, tras un día de tregua en el que se explicó a la gente los motivos por los que podrían ser multados, a partir de hoy se impondrán sanciones a los padres que, durante el paseo de una hora con sus hijos, no respeten la normativa como el distanciamiento entre personas.

«La pedagogía termina a las nueve de la noche, mañana [por hoy] pasaremos a la sanción. Y, si en los próximos días viéramos que la situación en los parques y jardines de la ciudad de València no es la conveniente para el estado en el que nos encontramos, estudiaríamos la posibilidad de cerrarlos», remarcó Cano tras conocer la situación real en algunos parques de la ciudad, después de que en un primer momento apuntara que la jornada estaba transcurriendo con total «tranquilidad».

Por su parte, el vicealcalde de València Sergi Campillo aseguró que, en líneas generales, se habían cumplido las normas del desconfinamiento de los menores aunque admite su preocupación ante las imágenes en el jardín del Turia, a la altura del Palau de la Música, donde se veía a adultos y niños jugando juntos, «algo totalmente prohibido».

Así, a través de su cuenta de Twitter el alcalde Joan Ribó apeló a la «responsabilidad de la ciudadanía porque depende de todos que frenemos la covid-19». Aunque considera «comprensible» que tras muchas semanas de confinamiento las familias quieran salir a la calle, «lo primero que debe tenerse en cuenta es que precisamente la salud de esos niños y de sus mayores depende de cumplir con las normas de seguridad».

El helicóptero de la Policía Nacional sobrevoló los principales puntos de aglomeración de la capital del Túria recordando desde las alturas a los padres y madres que deben cumplir con las normas de higiene y de distanciamiento social mientras permanecen en la calle con los más pequeños de la casa.

Patinetes, bicicletas y balones

Pero dejando a un lado el incumplimiento de aquellos que no respetaron la normativa ni distancias de seguridad, la salida controlada de la población infantil, que desde este domingo podrá salir una hora al día, en un horario amplio para evitar aglomeraciones -entre las 9.00 de la mañana y las 21.00 horas- y a una distancia no superior a un kilómetro de su domicilio, fue toda una inyección de alegría para los más pequeños, quienes llevaban días esperando el ansiado momento de salir a la calle. Patinetes, bicicletas, patines, y juegos con el balón inundaron los parques y jardines de todas las ciudades de la Comunitat.

«Lo necesitaban, dormían mal, estar encerrados tantos días en casa les había cambiado el sueño», afirma Miguel Fonseca, que iba junto a sus hijos de cinco y ocho años. «Llega un momento en el que no saben que hacer y es muy difícil entretenerlos», añade este padre. «Tenemos terraza en casa y salen para que les de el sol, pero no es lo mismo. Hoy seguro que se irán a la cama más contentos», asegura Cris Wykberg.

Los espacios recreativos infantiles al aire libre y las instalaciones deportivas permanecen cerrados. A algunos como a Yeray, de doce años, les cuesta pasar por al lado del precinto policial y contenerse para no ir corriendo a jugar a las porterías. «En cuanto acaba esto el primer sitio donde voy a ir es a la pista de fútbol».

Las consecuencias de este desconfinamiento gradual, en el que los niños -un colectivo menos vulnerable al virus- han ejercido de improvisados conejillos de indias, solo se verá con el tiempo. Solo cabe esperar que esta riada infantil en el cauce no tenga los mismos efectos que la del 57.