Acudió a un hospital privado a las 19.41 horas del pasado jueves porque su bebé de 9 meses se ahogaba. Y fue allí sin dudarlo porque allí nació su hijo de forma prematura y «allí pasamos 102 días porque tuvieron que operarlo. Allí está su historial y cuando tiene alguna crisis vamos corriendo porque saben qué mascarilla ponerle ya que precisa de un tratamiento específico y el crío tiene problemas respiratorios».

Quien habla es María Victoria San Martín, la madre del bebé, que no duda en asegurar que en cuanto el crío mejore, interpondrá «una denuncia por omisión de socorro a la empresa que gestiona el centro. Me sentí indefensa, llamé a la Policía Nacional y ellos me indicaron los pasos a seguir».

La mujer explica que llegó al hospital «y mi hijo tenía serias dificultades para respirar. Se ahogaba». Le atendieron en triaje, pero nunca llegó a pasar a la consulta del pediatra. «Cuando íbamos a pasar nos indicaron que no podíamos hacerlo, que debíamos unas facturas y que el protocolo del hospital impedía que nos atendiera. Nos dijeron que fuéramos a otro hospital». El padre cogió al bebé y se lo llevó de inmediato, en su coche particular.

«Ingresaron a mi hijo y ahora está en neonatos con oxígeno ya que le han puesto una especie de gafas nasales con alto flujo de aire. Estamos esperando a ver si mejora y podemos subir a planta. Lo que ha ocurrido es muy grave. No era una urgencia de décimas de fiebre y escozor de garganta. El crío se ahogaba. Y cuanto más tiempo está sin asistencia, empeora. Y con todo, no quisieron atenderlo. Era una cuestión de humanidad, no de dinero. Cuando le den el alta iremos con el informe y la reclamación que pusimos en el hospital (y presentamos en la Unión de Consumidores) a denunciar el caso en juzgados o en la policía por un delito vía penal de omisión de socorro. Quiero justicia porque lo que ha ocurrido es muy grave y mi intención es que no vuelva a pasar», explica la mujer a este diario.

El padre se marchó corriendo con el bebé a otro centro médico. Pero la madre se quedó. No una hora ni dos. La mujer pasó la noche allí, a la espera de un papel que reflejara que no habían atendido a su hijo «por impago de unas facturas con las que, además, no estoy conforme».

Al final, ante la falta de ese escrito, puso dos reclamaciones: una por la falta de asistencia en urgencias y otra por no entregarle el papel que reflejara lo que a ella le decían de viva voz, es decir, «que el hospital tiene un protocolo ante los impagos de facturas y no podían atender a mi hijo».

Historial médico y facturas

La madre, que no es médico ni lo pretende, explica lo mejor que sabe lo que le pasa a su hijo y porqué se niega a pagar las facturas pendientes. «Aitor nació prematuro, y como consecuencia de ello no le cerró el ductus, que es un conducto que conecta la aorta a la arteria pulmonar ya fuera del corazón y debe permanecer cerrada. Así que le operaron porque además le había provocado una hemorragia severa en los pulmones. A raíz de esa hemorragia y de que estuvo 50 días entubado, al crío no le expanden los pulmones como si estuvieran sanos, y si hay alguna mínima obstrucción precisa de una medicación específica. En casa utiliza dos aerosoles, pero cuando el pulmón se le cierra, necesita otra medicación», explica.

Y añade: «Durante los 102 días que estuvo ingresado le realizaron 5 analíticas que no cubría el seguro. Pero nadie me avisó. Cuando le dieron el alta me presentaron la primera factura y la pagué. Al mes me llegaron dos más y me negué. No era una cuestión de dinero, pero las cosas no se hacen así. Ni me pidieron autorización (ni a la compañía, imagino) ni me explicaron que el seguro no lo cubría. No me pareció correcta esa manera de actuar y me negué a pagar las facturas. ¿Y si mi hijo se ahoga no le atienden? Vergonzoso. Acudimos allí porque es donde tienen el historial clínico».