El Gobierno español ha ordenado la expulsión de tres diplomáticos de la delegación boliviana en Madrid en reciprocidad tras la expulsión de dos diplomáticos por parte del Gobierno de La Paz, considerada un "gesto hostil". Además, Madrid ha exigido a Bolivia que "desescale" sus afirmaciones.

"España exige que el actual gobierno interino de Bolivia reconduzca y desescale los contenidos de sus afirmaciones y se recupere cuanto antes el buen sentido de confianza y cooperación entre nuestros dos países, tan necesario ahora como siempre", ha indicado la Presidencia del Gobierno en un comunicado.

Además, responde a la medida anunciada este lunes por la presidenta autoproclamada de Bolivia, Jeanine Áñez, de expulsar a la jefa de la misión diplomática y a varios funcionarios más con la expulsión "en reciprocidad" de tres miembros de la delegación diplomática boliviana en Madrid.

"En reciprocidad al gesto hostil del Gobierno interino de Bolivia de declarar como persona non grata a dos diplomáticos españoles, España ha decidido, a su vez, declarar a tres miembros del personal diplomático y consular boliviano acreditado en nuestro país", ha explicado Presidencia.

Los tres diplomáticos bolivianos expulsados son el encargado de negocios de la Embajada boliviana, Luis Quispe Condori, máximo responsable de la delegación diplomática boliviana en Madrid, además del agregado militar, Macelo Vargas Barral, y del agregado policial, Orso Fernando Oblitas Siles.

En lo que respecta a la Embajada española en La Paz, quedará sin diplomático alguno en cuanto salgan la encargada de negocios de España en Bolivia, Cristina Borreguero, y el cónsul de España en Bolivia, Álvaro Fernández, la misión quedará a cargo de un funcionario con rango de canciller. Un canciller en una Embajada o Consulado es el jefe del personal administrativo y no tiene carácter diplomático.

Gesto de firmeza

Fuentes del Gobierno han explicado que la expulsión de tres bolivianos tras la decisión de Bolivia de expulsar a dos diplomáticos españoles busca ser un gesto de "firmeza".

Estas fuentes han explicado que en un primer momento el Gobierno español reaccionó al incidente informando de que lo investigaría como fórmula para preservar una buena relación con las autoridades bolivianas, pero al a vista de la escalada, se ha optado por una respuesta más firme.

Así, insisten en que la visita de los diplomáticos españoles a la Embajada mexicana en La Paz fue una visita rutinaria. Varias fuentes consultadas por Europa Press apuntan que no se hizo con conocimiento de la ministra Margarita Robles y que no se midió la repercusión que podía tener en el contexto de tensión en torno a la Embajada mexicana.

En cualquier caso, consideran que España se ha visto implicada en un conflicto político interno boliviano en un contexto de tensión tras la dimisión el pasado 10 de noviembre del presidente boliviano Evo Morales y la instauración de un Gobierno afín a la oposición.

El incidente se produjo el pasado viernes, cuando policías bolivianos impidieron el acceso de dos coches diplomáticos españoles a la residencia de la embajadora mexicana en La Paz, María Teresa Mercado.

Visita "de cortesía"

La encargada de negocios de España en Bolivia, Cristina Borreguero, realizó una visita "de cortesía" a los antiguos altos cargos del Gobierno del expresidente boliviano Evo Morales asilados en dependencias mexicanas, pero ante la presencia de miembros de la seguridad española con la mitad inferior del rostro tapada, Bolivia denunció un "atropello" a su soberanía.

Finalmente este lunes Áñez ha anunciado la expulsión de Borreguero, Mercado y del cónsul de España en Bolivia, Álvaro Fernández, así como "al grupo de los presuntamente diplomáticos encapuchados y armados".

"España rechaza tajantemente cualquier insinuación sobre una supuesta voluntad de injerencia en los asuntos políticos internos de Bolivia", subraya la nota de Presidencia del Gobierno de España. "Para España cualquier afirmación en este sentido, constituye una calumnia dirigida a dañar nuestras relaciones bilaterales con falsas teorías conspiratorias", ha destacado el comunicado de Moncloa.

El texto subraya que "España quiere seguir manteniendo unas relaciones estrechas de amistad y solidaridad con el país y el pueblo hermano de Bolivia, con pleno apoyo a que su voluntad democrática se exprese por los cauces legítimamente establecidos".

Además, recuerda que "España es, y ha sido siempre, un país abierto a los ciudadanos bolivianos que han querido vivir en nuestro país, siendo en la actualidad cerca de 200.000, y encontrándose plenamente integrados en nuestra sociedad".