Volcado en la tensa situación en Catalunya, el Gobierno ha decidido apurar al máximo los plazos para la exhumación de Francisco Franco. El cadáver del dictador será sacado del Valle de los Caídos y trasladado en helicóptero al pequeño cementerio de Mingorrubio (Madrid), sin honores ni bandera, el próximo jueves a las 10.30 de la mañana, un día después de que concluyera la fecha límite que el Ejecutivo se había dado para su iniciativa más simbólica y de mayor alcance internacional.

"Tanto la exhumación como la reinhumación se llevarán a cabo en la intimidad, en presencia de sus allegados. La ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, estará presente durante la exhumación, el traslado y el entierro de Franco en su condición de notaria mayor del Reino", ha explicado la Moncloa en una nota.

La exhumación llega en un momento muy conveniente para el PSOE, con las elecciones generales del 10 de noviembre a la vuelta de la esquina, pero en una coyuntura complicada, admiten en el Ejecutivo.

El conflicto territorial en Catalunya, con sus continuas escenas de lanzamiento de adoquines y contenedores en llamas, con su reguero de heridos y detenidos, amenaza con eclipsar la iniciativa que pondrá fin a una anomalía de la democracia española: un dictador enterrado en una "tumba de Estado", bajo una cruz de 150 metros de altura, muy cerca de sus víctimas en fosas comunes. La medida más simbólica y de mayor alcance internacional de Pedro Sánchez puede quedar así en un segundo plano, ante la virulencia de lo que ocurre cada noche en las principales ciudades catalanas.

Acusaciones de "electoralismo"

Cuando la oposición le acusa de haber caído en el "electoralismo" con la exhumación, el presidente en funciones suele contestar que no ha elegido este momento para sacar a Franco. Si por él fuera, explica, el dictador habría dejado el Valle de los Caídos en el verano del 2018, como anunció en un primer momento, o antes de que acabara ese año, como se comprometió el Gobierno al aprobar el decreto que permitirá el traslado del cadáver. Pero la oposición de la familia, que ha presentado todos los recursos posibles ante los tribunales, provocó un retraso tras otro, hasta que el Supremo dio el pasado 24 de septiembre la razón en todo al Gobierno. Franco podía ser exhumado y reinhumado en Mingorrubio, junto a su esposa, en lugar de en la catedral de la Almudena, en pleno centro de Madrid, como querían sus nietos.

El PSOE confía en el impacto que la medida tendrá en las elecciones. Permitirá a Sánchez lucir perfil de izquierdas, puesto en duda por Pablo Iglesias, que le acusa de buscar un pacto con el PP. Casi 44 años después de la muerte de Franco, el presidente está a punto de hacer algo a lo que ninguno de sus antecesores en la Moncloa se atrevió. La exhumación, concluyen en la dirección del partido, puede servir para movilizar a su electorado tradicional, que no termina de despertar.

Falta muy poco para comprobarlo, después de una semana en la que el Valle de los Caídos ha estado cerrado para preparar el traslado de Franco. El Gobierno no tendría por qué haber clausurado el recinto. Podría haberlo dejado abierto y preparar la exhumación por las noches, pero finalmente decidió impedir la entrada del público durante este tiempo. Más allá de que se trate de evitar cualquier fallo en el operativo, y también la posibilidad de que grupos fascistas intenten frustrarlo, el cierre momentáneo del Valle lanza un mensaje muy claro, reconocen en la Moncloa. El Ejecutivo "no actúa con nocturnidad, no se esconde".