El Partido Socialista (PS) de António Costa gobierna en solitario en Portugal con el apoyo parlamentario de formaciones de izquierda, un inédito pacto que se antojaba inviable hace cuatro años y que ha conseguido transformar al país en un modelo envidiado por sus vecinos.

La coalición conservadora liderada por Pedro Passos Coelho -primer ministro desde 2011- se quedó a un paso de la mayoría absoluta en 2015. Su Gobierno duró apenas diez días.

El Partido Socialista, castigado por las urnas y relegado a la oposición tras solicitar un rescate de 78.0000 millones, impulsó una moción de censura conjunta de la izquierda.

La alianza que parecía imposible -bautizada despectivamente como 'geringonça' (chapuza)- entre el PS, el Partido Comunista (PCP) y el Bloque de Izquierda (BE) suma 122 de los 230 escaños del Parlamento luso y está a punto de concluir la legislatura más estable de las últimas décadas.

Por primera vez en la historia democrática reciente de Portugal, el primer ministro pertenece a un partido que no ganó las elecciones. Y, según las encuestas, volverá a gobernar tras las legislativas de octubre.