Yasmina Pérez, una joven de Valencia, ha visto como se le puede desmoronar su futuro e irse al traste más de un año de trabajo y estudio por un error incomprensible. Es una de las miles de personas que, desde finales del pasado mes de junio, se encuentra opositando para conseguir una plaza de profesora de secundaria en los centros dependientes de la Generalitat Valenciana. En su caso, se presentaba para la especialidad de Biología y Geología.

Su primer examen, la prueba teórica, fue el 26 de junio, mientras que al día siguiente tenía lugar la práctica. Poco después, el 3 de julio, salían las notas provisionales. Su sorpresa fue mayúscula al comprobar que el segunda de los exámenes lo había aprobado pero en el primera aparecía como «no presentada». En principio, esa solución resulta imposible, ya que aquel que no se completa la parte teórica queda automáticamente excluido de la siguiente. Después descubrió con tristeza lo que había sucedido. «Me han perdido el examen», narraba ayer.

Acudió al tribunal en el que se examinó a reclamar por la situación. «Conté lo ocurrido y se pusieron a buscar mi examen como locos», señalaba. «Me dijeron que iban a tardar, que me fuera a dar una vuelta y volviera después. Al regresar me dijeron que estuviera tranquila que ya lo habían encontrado y que cuando saliera la nota definitiva, esa misma tarde, ya se reflejaría mi resultado». Pero no fue así y cuando consultó las notas seguía como «no presentada».

«Volví a preguntar qué había ocurrido y me explicaron que se habían equivocado y que lo que habían encontrado era el examen de otra chica y no el mío». Su prueba sigue desaparecida a día de hoy y lo peor es que, en esa situación, está excluida del proceso, pese a que la nota del segundo examen le habilitaba a seguir avanzando.

Yasmina, que se confiesa «destrozada», cuenta con varias pruebas que acreditan que acudió a ese primer examen. Por una parte, el justificante que le expidieron en la propia aula para presentarlo por su ausencia al trabajo y, además, firmó un documento cuando le entregaron dos folios en blanco extra para las respuestas.

Con todo, se dirigió a la más alta instancia de los tribunales examinadores, la Comisión de Selección, donde, según indica «de muy malas maneras», le dijeron que «no podían hacer nada y que lo único que me quedaba era acudir a la Consejería de Educación». Su último trámite ha sido presentar un recurso de alzada dirigido al director general de Centros y Personal Docente, José Joaquín Carrión, quien aún no ha resuelto la cuestión.

Fuentes de la Consejería indicaron ayer que la opositora «ha seguido los trámites correspondientes» y que desde el departamento que dirige el consejero Vicent Marzà, tras realizar las comprobaciones documentales, «se estudiarán las posibles soluciones».