El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha defendido que la dispersión de los presos de ETA en diferentes cárceles de España "era una política antiterrorista, no una política penitenciaria", por lo que no cree conveniente mantenerla una vez disuelta la banda.

En su intervención en un foro que organizado por la cadena SER en Las Palmas de Gran Canaria, el exmagistrado de la Audiencia Nacional ha sido interpelado por el público sobre el posible traslado al País Vasco de presos condenados por terrorismo.

Grande-Marlaska ha explicado que no cree en medidas indiscriminadas, sino en la aplicación de las leyes y, en este caso, siempre en contacto con las asociaciones de víctimas, a las que ha agradecido el respaldo que están dando a su departamento.

A este respecto, ha pedido que se analice el balance de sus siete meses en el cargo, en el que solo han sido trasladados a cárceles del País Vasco dos presos de la denominada "vía Nanclares", que hace tiempo renegaron de ETA, pidieron perdón a las víctimas y ofrecieron medidas para reparar el daño que ocasionaron sus atentados.

Sin embargo, también ha reconocido que, "con ETA disuelta y derrotada por la sociedad", no le ve sentido mantener una política antiterrorista cuya finalidad era debilitar a la organización, impidiéndole que controlase a sus militantes encarcelados.

En las actuales circunstancias, ha argumentado, debe atenderse a "criterios penitenciarios", a lo que las correspondientes juntas de tratamiento consideren más conveniente para cada recluso, algo en lo que no ha ocultado que se tiene en cuenta la cercanía a su entorno familiar.