El Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación convocó la semana pasada, por segunda vez en pocos días, al embajador de Bélgica en España, Marc Calcoen, para protestar de nuevo después de que el presidente del Parlamento de Flandes, Jan Peumans, se ratificase en sus críticas a España, según fuentes diplomáticas consultadas por Europa Press.

Exteriores había convocado al diplomático belga el jueves 20 de septiembre para protestar por una carta que Peumans escribió a la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, en la que afirmaba que el Gobierno español no cumple "las condiciones para ser parte de una Unión Europea

En esa ocasión, Calcoen trasladó a las autoridades españolas que "la política exterior de Bélgica la decide el Gobierno federal y no el señor Peumans". Sin embargo, cuando esta noticia se conoció, el 26 de septiembre, el presidente de la Cámara flamenca se ratificó en sus críticas. De hecho, difundió un comunicado en el que decía que su carta era "a título personal" pero que el contenido estaba respaldado por una resolución sobre Cataluña adoptada en 2017 por el Parlamento flamenco.

Eso motivó una segunda convocatoria del embajador Calcoen por parte del departamento que dirige Josep Borrell. Fuentes del Ministerio de Exteriores belga consultadas por Europa Press se han limitado a recordar las palabras de hace una semana, en el sentido de que la política exterior la fija el Gobierno federal y no el presidente del Parlamento de Flandes.

En su carta Forcadell, Peumans afirmaba que en el último año, "las cosas han ido a peor para la democracia en Cataluña". "La violencia usada durante las elecciones fue solo la expresión más atroz de la política antidemocrática", decía, y añadía que mantener detenidos a políticos independentistas es "un acto todavía más insidioso".

La respuesta del Gobierno español, también por carta del encargado de negocios de la Embajada española en Bélgica, fue tajante: "Que un responsable político de una región de un país de la UE se manifieste desde su puesto institucional insultando a un país amigo y aliado como es España al afirmar que no cumple los requisitos para formar parte de la UE y --sobre todo-- faltando a la verdad, es no ya un gesto inamistoso, sino francamente hostil".