Una tienda de mascotas de València se convirtió entre los años 2014 y 2016 en la particular casa de los horrores para muchos perros, la mayor parte de ellos cachorros que eran presuntamente vendidos con documentación falsa para morir a los pocos días debido a las infecciones que arrastraban por las pésimas condiciones sanitarias y de higiene que tenían en dichas instalaciones.

Ahora los cuatro socios de esta empresa que comercializaba con perros importados de Eslovaquia se enfrentan a penas de hasta siete años y medio de cárcel acusados de los delitos continuados de maltrato animal, falsificación documental y estafa.

El Ministerio Fiscal también solicita para cada uno de los cuatro procesados cuatro años de inhabilitación especial para el ejercicio de cualquier profesión relacionada con los animales y para la tenencia de los mismos. Asimismo, por falsificar las cartillas sanitarias de los animales, donde alteraban la edad de los mismos, la Fiscalía también pide una multa de 10.800 euros. La protectora Modepran, además se ha personado como acusación particular.

Cerrado por la Policía en 2016

El citado comercio llegó a tener una tasa de mortalidad del 50 por ciento. En la causa figuran personados al menos quince clientes afectados, y en nueve de los casos los animales acabaron muriendo al poco tiempo de ser adquiridos por infecciones de parvovirus, coronavirus y gastroenteritis.

Un Cavallier vendido en diciembre de 2015, un Bulldog Francés que enfermó en enero de 2016 al día siguiente de su compra, un perro Labrador que tuvo el mismo final o un Caniche que en abril de 2016 murió a los pocos días por idéntica infección. La lista es larga.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía de Medio Ambiente, los acusados hacían creer a los compradores que los animales estaban debidamente desparasitados y vacunados y eran nacidos en España. Pero nada más lejos de la realidad. Con fines lucrativos dicha empresa importaba cachorros de Eslovaquia de menos de dos meses de edad, incumpliendo la normativa sanitaria. Una vez en València los alojaba en instalaciones sin ningún tipo de higiene, sin seguir cuarentena alguna y omitiendo todos los protocolos sanitarios para evitar infecciones y contagios, sostiene el fiscal.

Debido a este deficiente cuidado de los animales «se produjo el fallecimiento de multitud de ellos», remarcan estas mismas fuentes. Otros eran vendidos ya enfermos o requerían de urgente hospitalización, y acababan falleciendo pese a los esfuerzos de sus nuevos propietarios por mejorar sus condiciones de salud.

Los acusados también ofrecían a los compradores una «inexistente garantía» de una clínica veterinaria, aunque cuando acudían a la mismas éstos debían de pagar por el tratamiento a las mascotas que les habían vendido. Los afectados reclaman por los gastos y los daños morales causados tras la muerte de los animales cantidades entre los 1.000 euros y los 3.788 euros. En algunos casos la tienda les entregó un segundo cachorro tras la muerte del primero, pero que también falleció por bronquitis. Esto fue lo que les ocurrió a dos perros de raza Golden.

Para hacer frente al pago de la responsabilidad civil la Fiscalía solicita una fianza de 10.000 euros a los acusados. Cada uno de ellos se enfrenta a tres años de cárcel por la estafa, tres años más por la falsificación documental y 18 meses de cárcel por el maltrato animal.