Más de setenta fosas comunes con los restos de los 2.238 represaliados del franquismo confirman al cementerio de Paterna como la gran fosa común de la Comunitat Valenciana, y la recuperación de restos de casi 250 cuerpos en una docena de ellas ha permitido romper el silencio sobre ellas.

Este municipio anexo a Valencia, el primero en que hay constancia de un fusilamiento tras la Guerra Civil, el 3 de abril de 1939, y el segundo con más fusilados en la posguerra, se erige en símbolo de esta lucha.

Así lo demuestra la nueva exhumación de un centenar de fusilados de la fosa 112, iniciada este lunes, en una semana marcada por la decisión del Gobierno de activar el proceso para exhumar los restos de Francisco Franco de su tumba en el Valle de los Caídos.

El bullicio y la expectación con el que comenzaron ayer esos trabajos, con la presencia de familiares, autoridades y representantes de asociaciones, contrasta con el silencio que reina este martes en el camposanto paternero, solo roto por el tráfico de la cercana autovía, las explicaciones de los arqueólogos de ArqueoAntro y el trasiego de carretillas con la tierra retirada.

Dos grandes carpas nada más entrar al cementerio, en el cuadrante primero izquierda de la zona más antigua, que data de finales del siglo XIX, rompen la tónica de tumbas y mausoleos en línea y ponen de manifiesto el trabajo en la fosa 128, en la que hasta ahora se han recuperado 62 cuerpos a una profundidad de hasta 4 metros, y la incipiente excavación de la fosa 112.

Según explica a EFE Alex Calpe, de ArqueoAntro, en Paterna ya se han abierto en los últimos años nueve fosas: la 81 y la 82, con dos cuerpos recuperados; la 91 y 92, en la que había entre 14 y 15; la 94, con 39; la 113, en la que encontraron 49 restos; la 22, con 33; y la 128, con 62 hasta el momento.

Ahora, en la 112, los arqueólogos ya ha retirado los azulejos del memorial que la cubría, han delimitado la zona y han empezado a buscar enterramientos ordinarios y la fosa.

Estas exhumaciones se han acelerado en los últimos años, aunque como recuerda el portavoz del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GRMH), Matías Alonso, la lucha se inició hace 15 años, cuando se creó la asociación y se "conectó con una realidad bastante ignorada: la cantidad de personas que buscaba a sus familiares en fosas comunes".

Cuenta a EFE que entonces la lucha por recuperar los restos era "a cara de perro con alcaldes que se negaban con mil subterfugios", hasta que, con José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno, Pepica Celda obtuvo el permiso y la subvención para abrir la fosa 126, la primera en Paterna, para localizar a su padre.

Lo logró en 2012 con el apoyo del GRMH y la empresa Paleolab, que también ha exhumado cuerpos de fusilados en otros nichos de este cementerio.

Las reticencias de las autoridades locales a punto estuvieron de obligarles a devolver la subvención, aunque finalmente se abrió la fosa y se localizaron doce cuerpos enterrados con botellas donde tenían su nombre, lo que, según Alonso, demostró "que era posible exhumar en Paterna".

Con el último cambio a gobiernos de izquierdas y especialmente con el apoyo de la Diputación de Valencia, Paterna se ha convertido en un "símbolo" de esta lucha, como asegura la responsable de Memoria Histórica de la Corporación provincial, Rosa Pérez Garijo (EU), que asegura que "no se puede hablar de memoria histórica sin nombrar Paterna".

El alcalde de la localidad, el socialista Juan Antonio Segredo, sostiene que le "duele" ser el segundo lugar con más fusilados y aboga por "reparar" el daño a las víctimas.

Así, quiere convertir el conocido como el "paredón de España", en trámite de ser declarado bien de interés cultural, situado a unos 400 metros del camposanto y del que se conserva un pequeño muro de un metro de alto por unos 30 de longitud, en un memorial con un pebetero cuya llama nunca se apague "en recuerdo" de los republicanos represaliados.

Sería un homenaje que se sumaría a los otros tres monumentos que el cementerio tiene, uno de ellos una gran bloque de hierro, diseño de Antonio Miró y con un poema grabado de Vicent Andrés Estellés y una frase de Miguel Hérnandez, que contrasta con el panteón militar que los franquistas dedicaron a sus caídos en los 60 y que preside con una gran cruz la zona baja del cementerio.

Precisamente, este paredón fue el lugar elegido por el ahora presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para presentar en diciembre de 2017 la propuesta del PSOE de reforma integral de la ley de Memoria Histórica.