El socialista Jorge Rodríguez ha dimitido este lunes como presidente de la Diputación de Valencia y ha delegado sus funciones como alcalde de Ontinyent durante el tiempo necesario para preparar su defensa como investigado por prevaricación y malversación.

Rodríguez ha ejecutado estas decisiones seis días después de su detención en la Operación Alquería, junto a cinco cargos de la Diputación de Valencia, por unas contrataciones de alta dirección en la empresa pública Divalterra (la antigua Imelsa), tras lo cual el partido le suspendió de militancia y le pidió que dejara sus cargos orgánicos.

En una breve comparecencia ante los medios de comunicación, en la que no ha respondido preguntas, el ya expresidente ha asegurado que se va "con la conciencia bien tranquila" y convencido de que ni él ni nadie de su equipo ha "metido la mano", aunque hayan podido equivocarse o cometer "alguna irregularidad administrativa".

"Podemos haber sido torpes, podemos haber sido demasiado confiados, pero nunca ladrones", ha aseverado Rodríguez, quien considera que la mejor forma de defender su inocencia es "estar fuera de la institución".

También ha tenido un mensaje para quienes piensan que han puesto "el listón de la ética demasiado alto" y ha asegurado que ese es el listón con el que siempre han querido actuar los socialistas, y ha aseverado que no va a permitir que esta investigación judicial se utilice para dañar la institución que tanto ama.

Ha asegurado que se va por lealtad a las instituciones y lo hace "orgulloso" de dejar la presidencia "en muy buenas manos", las del actual vicepresidente segundo, Toni Gaspar, el candidato propuesto desde el PSPV, y su equipo provincial.

Rodríguez ha admitido que la empresa pública Divalterra ha supuesto "una piedrecita en el zapato" en sus tres años de gestión, y primero pensaron disolverla, pero no lo hicieron para no dejar abandonadas a 600 familias, y luego optaron por controlar su gestión nombrando un equipo directivo de siete personas.

En su intervención, jaleada por sus seguidores al inicio y al final, ha estado flanqueado por su jefe de gabinete, Ricard Gallego; el cogerente de Divalterra Xavier Simón (ambos detenidos también junto a Rodríguez); el portavoz socialista en la Diputación, Pablo Seguí; y el diputado Toni Gaspar.

Poco después se ha conocido que delega sus funciones de alcalde de Ontinyent en la primera teniente de alcalde, Rebeca Torró, quien también asumirá el escaño provincial que deja Rodríguez y en consecuencia abandonará la dirección general que ocupaba en la Conselleria de Obras Públicas.

El president de la Generalitat y secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, ha opinado que Rodríguez, del que ha dicho que es una persona "honrada y honesta", ha tomado la decisión "correcta" y asumido la responsabilidad política.

Puig ha admitido que hay "cierta indignación" en las organizaciones comarcales socialistas con este proceso, pero ha defendido que han actuado "con contundencia" y con "sentido de la responsabilidad y de la lealtad democrática". Además, ha señalado que lo más importante es la credibilidad de las instituciones.

La presidenta del PPCV, Isabel Bonig, ha reclamado que se acabe ya con la situación de interinidad en la Diputación y ha instado al PSPV y a Compromís a que se pongan de acuerdo sobre quién ocupa la presidencia.

El portavoz de Compromís en Les Corts, Fran Ferri, ha calificado de "correcta" la decisión de Rodríguez y ha indicado que ahora se abre un periodo para negociar su relevo; el portavoz de Podem, Antonio Estañ, ha reclamado que la nueva presidencia disuelva Divalterra, y Ciudadanos ha criticado los "vítores y ovaciones" a Rodríguez.

Tras la renuncia de Rodríguez, la presidencia en funciones de la Diputación de Valencia ha recaído en la vicepresidenta primera, Maria Josep Amigó, de Compromís, quien en el plazo de diez días deberá convocar un pleno para que se acepte la renuncia de Rodríguez, tras lo cual habrá otro pleno para elegir al nuevo presidente.