Algunos de los 106 inmigrantes que viajan a España en el barco Aquarius, rechazados por Italia y Malta, han recordado su experiencia en Libia, país desde el que zarparon y que describen como "un agujero negro" de hambre, esclavitud y latigazos.

Médicos Sin Fronteras (MSF), que opera a bordo de la embarcación, difundió hoy los testimonios de tres de los náufragos salvados por el barco, de la ONG SOS Méditerranée, la noche del pasado sábado, tras precipitarse en las oscuras aguas del Mediterráneo central. También ha difundido un vídeo con diversos momentos a bordo del barco.

Uno de ellos es Ibrahim, sudanés de 20 años que en Libia sufrió toda clase de vejaciones en una casa del desértico pueblo de Sabha (centro): "Me golpearon con una barra de hierro y luego con una goma y, mientras, los hombres me grababan y se reían de mí", recordó.

Le grababan, afirma, para obligar a su familia a ofrecer más dinero a cambio de su libertad: "Siguieron enviando diariamente vídeos e imágenes de ellos golpeándome, pidiendo más y más dinero".

Su pesadilla comenzó en el municipio libio de Al Qatrum (sur), adonde se trasladó por trabajo y acabó siendo subastado "por hombres de piel clara" a cambio de 1.000 dinares libios, unos 630 euros.

"El hombre que me compró continuó golpeándome todos los días. Apenas me daba comida, solo agua salada y galletas saladas. Tiraba las galletas al suelo, como a un animal, y yo las comía. Solo pedía comida. Por cualquier cosa que pidiera, me golpeaba", relató.

Una situación similar describió Lawrence, un nigeriano de 18 años que habla de Libia como un lugar "terrible si eres negro", donde te pueden comprar y pegar.

"De verdad, os lo suplico: no quiero volver a Libia. Si alguien puede ayudarnos ahora, necesitamos ayuda de verdad, no queremos volver a Libia", solicitó, en los testimonios difundidos por MSF.

Lawrence, que trabajaba de pintor de casas, recuerda la noche en que naufragaron tras zarpar desde Libia, las doce horas de travesía en una patera, su caída al agua, su "miedo" y la llegada del "Aquarius": "Pensé que Dios nos había salvado", reconoce el joven.

El último es Ali, un nigeriano de 18 años que perdió a sus padres cuanto tenía 11 y que creía que crecer sin su familia había sido lo peor, hasta que decidió viajar a Europa y llegó a Libia.

"Libia no es lugar para ningún ser humano. Te roban todo lo que tienes, incluida tu alma, y la aplastan", señala.

A bordo de la patera en la que viajaba había 135 personas y zarpó en medio de la "oscuridad total" y sin chalecos salvavidas, por lo que estuvo a punto de morir cuando cayó al agua, hasta que fue salvado por "Aquarius".

La embarcación se dirige con otras dos de la Marina italiana al puerto de Valencia (este), y los cooperantes han sabido que un nigeriano y un sudanés desaparecieron en el naufragio.

Las tres naves, con 630 inmigrantes, han bordeado la isla italiana de Cerdeña para resguardarse del mal tiempo y, tras cruzar el estrecho de Bonifacio, que la separa de Córcega, en las próximas horas alcanzarán Menorca, informaron a Efe fuentes de a bordo.

Uno de los doctores de MSF en el "Aquarius", David Beverluis, ha señalado que el clima ha mejorado, aunque muchos sufren náuseas y la "enfermedad del mar", por lo que suministran muchas medicinas.

No obstante, afirmó que "el estado de ánimo general es bueno" entre las 51 mujeres, 45 hombres y 10 niños que viajan en la nave y, aprovechando que el sol brilló este viernes, la gente conversaba en la cubierta y los más pequeños se entretenían jugando.

El objetivo, hasta su llegada a Valencia el domingo, es "mantener una buena higiene y saneamiento en el barco para evitar problemas de salud", subrayó el médico.