El exfiscal Pedro Horrach llevó la instrucción del caso Nóos de principio a fin, se opuso a imputar a la infanta y fue insultado por ello. Este miércoles, mucho más tranquilo desde la barrera que le da ejercer la abogacía, confiesa sentirse "cansado de escuchar teorías conspiratorias" y dice no creer en manos negras.

Apenas 24 horas después de que el Tribunal Supremo confirmase la condena a Iñaki Urdangarin y al mismo tiempo que decenas de periodistas esperan a que el exduque de Palma acuda a la Audiencia de Baleares a recoger la notificación de su ingreso en prisión, el fiscal en excedencia recibe a Efe en un hotel de Madrid, donde se ve estos días sometido a un maratón de entrevistas.

La presentación del libro 'Pedro Horrach. El fiscal que puso en jaque a la corrupción' ha coincidido con la notificación de la sentencia del Supremo y un aluvión de periodistas han pedido la vez para hablar con él. Les atiende paciente, entre cigarro y cigarro.

El fiscal Anticorrupción que inició, con un solo compañero al principio, la investigación de decenas de casos de corrupción en Baleares y que un día se encontró de bruces con la Familia Real dice sentirse "mucho más tranquilo" ahora que todo ha pasado y satisfecho con que la sentencia de Nóos ya sea firme.

Pregunta.- Enhorabuena, ya hay condena en firme.

Respuesta.- Es una satisfacción y un alivio. Han pasado ocho años de proceso y una vez finalizado uno lo primero que siente es alivio, luego lee y relee la sentencia y la verdad es que en global es positiva. Los argumentos son sólidos, consistentes y creo que ya difícilmente atacables desde cualquier punto de vista, se habla de la posibilidad de un recurso ante el Tribunal Constitucional, pero veo difícil que pueda prosperar.

P.- ¿Es justa la condena de 5 años y 10 meses a Urdangarin?

R.- Sí, ha sido sometido a un proceso, donde por parte de las acusaciones hemos pedido penas muy elevadas. El tribunal decidió, por los hechos probados, que la pena debía ser inferior. Sí, me parece justa.

P.- Pero no ha dado la razón en nada a la Fiscalía.

R.- Pensaba que acogería algunos de los postulados de la Fiscalía, pero en algún momento hay que poner punto y final a un procedimiento, no puede haber recursos infinitos ni un tiempo infinito de espera a una sentencia. Una vez puesto punto y final no hay nada que decir, respetar aunque no compartir algunos de los criterios de la sentencia, poco más.

P.- ¿En España somos todos iguales ante la ley?

R.- Sí, todos han sido sometidos a un proceso penal con todas las garantías y además público, porque se retransmitía en directo desde la fase de investigación hasta el juicio oral, todo el mundo ha podido observar que no se han adoptado medidas tendentes a proteger a los imputados.

P.- ¿Es cierto que recibió instrucciones para no pedir medidas cautelares para Urdangarin cuando declaró en 2012?

R.- Ni siquiera se planteó. Una vez iniciado un procedimiento penal, tras dos años de instrucción y sin riesgo de obstruir la acción de la justicia, ni siquiera se planteó.

P.- El libro dice que el ex fiscal general Cándido Conde Pumpido le quitó de investigar el patrimonio de Jaume Matas ¿Hay que cambiar algo en la Fiscalía?

R.- Lo que hay que hacer es reforzarla, más que cambiarla. La dependencia jerárquica tan criticada es una característica que se reproduce en todo el mundo. Es inviable otra cosa que no sea la dependencia jerárquica, pero junto a ella está la imparcialidad.

P.- ¿Actuó con independencia al oponerse a imputar a la Infanta Cristina?

R.- He dicho y repito de nuevo que las decisiones dentro de la pieza separada 25 del Palma Arena (el caso Nóos) y en todos lo procedimientos en que he intervenido son responsabilidad exclusivamente mía en base a mi criterio profesional. No hubo sugerencias, no hubo instrucciones, actué con total y plena libertad en función de mis criterios estrictamente jurídicos, no hubo presiones.

P.- ¿Creyó lo que sostuvo la infanta en el juicio?

R.- No se trata de que uno se crea o no su versión. Conocer no significa participar, y ni siquiera pudimos probar que conocía. Durante el procedimiento de instrucción se pregunto a todos los testigos si la infanta había tenido algún tipo de participación en la gestión de Aizóon o del Instituto Nóos. La respuesta en todos los casos fue la misma: nadie la había visto allí, nadie conocía que Cristina de Borbón hubiera tomado ninguna decisión. Solo existe algo que puedas probar.

P.- ¿Cree usted en las manos negras en Nóos?

R.- He acabado un poco cansado de escuchar teorías confabulatorias, es decir, manos negras. No creo en ellas, es mucho más fácil vender la existencia de confabulaciones o conspiraciones, sobre todo cuando se trata de personajes públicos como era el caso. Es muy difícil defenderte cuando te venden una conspiración porque no se aporta ninguna prueba.

P.- Entonces, ¿la realidad es mucho más sencilla?

R.- Con diferencia, y en este caso también.

P.- Pasó de héroe a villano en un día, ¿cómo se lleva eso?

R.- Ser villano no es fácil de sobrellevar y las críticas tampoco son fáciles, sobre todo cuando se les añaden descalificaciones y poner en entredicho de forma constante mi actuación profesional. No es fácil de asumir cuando uno oye diariamente que se le califica como títere a las órdenes del Gobierno, no es plato de buen gusto.

P.- ¿Qué ha aprendido de todo esto?

R.- A nivel personal a relativizar determinadas situaciones y a disfrutar plenamente los momentos de paz. Ahora ya estoy alejado de la profesión, ejerciendo como abogado y en este año en excedencia me he centrado en otros casos que hacen que tus preocupaciones sean otras, no lo que ocurrió en el pasado.