Mariano Rajoy protagonizó este miércoles la anécdota en el Congreso de los Diputados. Con la votación de los Presupuestos encarrilada por el apoyo de Nueva Canarias, la Cámara Baja votaba las enmiendas a la cuentas cuando el presidente el Gobierno se ha destacado del resto del hemiciclo pulsando el 'no' a una de las propuestas del partido del diputado Pedro Quevedo.

El voto de Rajoy ha sido el único negativo a una enmienda que ha cosechado 328 síes y 19 abstenciones, por lo que no ha tenido trascendencia, aunque sí ha venido sucedido por una ovación irónica de gran parte del resto de los diputados.

El apoyo del escaño de Quevedo ha sido clave para sacar adelante los presupuestos. El propio Rajoy firmó este martes con el presidente de Nueva Canarias el pacto por el que se aseguraba su apoyo en la votación a cambio de más inversiones en las islas.

Pero éste no ha sido el único error 'aplaudido'. También los diputados del Grupo Socialista se han dividido a la hora de votar una de las enmiendas de Nueva Canarias. Cuando la presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha leído el resultado, los murmullos y las risas en el hemiciclo no se han hecho esperar.

"Esto no es un circo"

Sin embargo, el momento de mayor alborozo en el Pleno ha tenido lugar cuando se han roto hasta dos sillones de diputados, en ambos casos por las patas. Primero ha sido el del diputado del PP Jesús Postigo, y a los pocos minutos le ha tocado el turno al portavoz económico de Ciudadanos, Toni Roldán.

Escaño roto en el Congreso: el del diputado de Ciudadanos Toni Roldán

Escaño roto en el Congreso: el del diputado de Ciudadanos Toni Roldán

La inicial confusión por el fuerte ruido de la rotura del escaño de Roldán, que se ha partido en dos, ha precedido a varias risas, sobre todo cuando uno de sus compañeros, Félix Álvarez, levantaba las patas de la silla como si de un trofeo se tratase.

"Señorías, esto no es un circo, con todo el respeto al circo", ha zanjado la presidenta del Congreso, Ana Pastor, que ha interrumpido momentáneamente las votaciones hasta que los ujieres procedieran a cambiar el sillón roto.