Las elecciones gallegas y vascas de este domingo llegan en un momento complicado en la vida política española. Y es que estos comicios se producen en un escenario político marcado por el cansancio y la irritación de muchos votantes por el bloqueo político para formar Gobierno en Madrid. Esta situación, no obstante, puede cambiar tras las elecciones de este domingo. Y es que todos los partidos se juegan mucho este 25-S, hasta el punto de que pueden suponer un antes y un después en la situación de bloqueo político que se vive en España, ya que pueden ser la llave que resuelva la investidura.

Tanto Galicia como el País Vasco serán este domingo dos laboratorios electorales clave para el futuro político del país, sin gobierno desde finales del año pasado. Ya hace tiempo que los dos principales partidos del país, PP y PSOE, asumieron que la situación de impasse que se vive en la política española sólo se puede resolver este domingo en función de lo que dicten las urnas. Así, mientras un determinado resultado puede abrir la puerta a un posible desbloqueo, otro resultado puede provocar que la celebración de unas terceras elecciones sea ya irremediable.

Mariano Rajoy, con Núñez Feijóo.

Durante toda la campaña electoral, tanto en Galicia como en el País Vasco, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez no han dejado de lanzarse acusaciones por no haberse conformado aún un Gobierno tras las elecciones del pasado mes de junio. Tras los comicios de este domingo, los destinos del Partido Popular y del PSOE se pueden cruzar, aunque en direcciones opuestas. En Galicia, Rajoy pone a prueba su liderazgo político. Aunque internamente nadie le cuestiona, el líder del partido quiere despejar cualquier atisbo de que alguien se pueda plantear lo que Felipe González ya expuso recientemente: "Que el PP proponga otro candidato".

Así, si Núñez Feijóo logra mantener en Galicia la única mayoría absoluta que le queda y los populares son capaces de evitar una debacle en Euskadi, es posible que los resultados sean muy malos para los socialistas. Este hipotético escenario daría como resultado que mientras Rajoy saldría muy reforzado, la posición de Pedro Sánchez se debilitaría enormemente.

En Génova confían que el malestar que provocaría entre los socialistas estos resultados provocarían movimientos entre el sector crítico a Pedro Sánchez, representado por varios dirigentes territoriales. En una posición muy del gusto de Rajoy, se trataría entonces de ´esperar´ acontecimientos. No obstante, este planteamiento se encuentra a las antípodas de lo que opinan dentro del PSOE, que ha reiterado por activa y por nada del mundo el resultado electoral de Galicia y el País Vasco influirá en la posición de Pedro Sánchez y de la Ejecutiva contra la investidura del líder del PP.

Pedro Sánchez, con Idoia Mendia.

En cualquier caso, si los socialistas aguantan en Galicia y el País Vasco el acoso electoral de Podemos y de las Mareas, y los resultados soplan a su favor al colocarles en posiciones decisivas para la gobernabilidad de ambos territorios, Sánchez desembarcará en los órganos internos del PSOE con mayor fortaleza, por lo que podrían marchitarse los intentos de los sectores más críticos.

En cuanto a Pablo Iglesias, éste afronta las elecciones gallegas como sus primeros comicios tras la decepción del 26 de junio. La dirección de Podemos considera que en Galicia puede auparse a la segunda posición y erigirse en referente, no sólo municipal, del relato político de la justicia social, lo que supondría un duro golpe para los socialistas. Sin una mayoría absoluta del PP de Núñez Feijóo, Podemos podría alzarse con un papel clave en un hipotético intento para formar un gobierno de izquierdas junto al PSdeG y el BNG. En Euskadi, por su parte, los ´podemitas´ aspiran a desbancar a EH Bildu y jugar un papel clave en la política vasca.

Pablo Iglesias, junto a Albert Rivera.

A Albert Rivera, líder de Ciudadanos, le sucede algo parecido. Aterrizar en el Parlamento gallego podría significar que a Feijóo se le ha escapado la mayoría absoluta, de modo que su concurso sería clave para el siguiente gobierno. Aunque en Euskadi las perspectivas no son halagüeñas, internamente se consideraría un éxito alcanzar un escaño. En estos comicios, sin embargo, el papel de Ciudadanos parece llamado a ser mucho menos clave de lo que fue en las pasadas elecciones generales.