La campaña electoral en Galicia se ha iniciado. Quince días para que el PP amarre la mayoría absoluta y la izquierda intente recuperar la Xunta tras ocho años de gobierno conservador. Será una campaña más decisiva que nunca. El resultado en Galicia y País Vasco, que también celebra comicios, sea el que sea, influirá en la escena estatal, bloqueada por la falta de acuerdos de los partidos para decidir quien toma las riendas del Gobierno central.

De los cinco cabezas de cartel de los partidos con más opciones de entrar en el Parlamento gallego, sólo uno repite como presidenciable. Es Alberto Núñez Feijóo. El resto se estrena como candidato a la Xunta: Xoaquín Fernández Leiceaga (PSdeG), que fue diputado en el pasado; Luís Villares (En Marea), que en agosto aparcó la carrera judicial para dar el salto a la política; Ana Pontón (BNG), con escaño en O Hórreo desde 2004; y Cristina Losada (Ciudadanos), una periodista fichada por el partido de Rivera hace apenas un mes.

El PPdeG parte con ventaja, pese al desgaste de gestionar ocho años en época de recortes, austeridad y reducción de déficit. Los damnificados de la crisis pueden pasarle factura, pero lo más previsible es que repita como el partido más votado. La incógnita es si tendrá la mayoría suficiente para permanecer en San Caetano, bien porque conseguirá mayoría absoluta, lo que será toda una hazaña, pues en España el multipartidismo ha convertido las mayorías absolutas en especie en peligro de extinción, o bien porque tendrá el respaldo de Ciudadanos para sumar los votos necesarios.

El partido de Rivera es el único dispuesto a convertirse en aliado de Alberto Núñez Feijóo y ya ha descartado formar un frente antiPP. Si Feijóo sale triunfante en la noche del 25-S, es decir amarra la Xunta, sobre todo sin necesidad de un socio, su influencia se multiplicará en el seno del PP, un partido que tarde o temprano tendrá que afrontar la renovación y el posmarianismo. Ya es un referente, pero su caché se elevará, pues habrá conseguido dos mayorías absolutas, en 2012 y ahora, pese a la crisis y el fin del bipartidismo. No hay ninguna comunidad autónoma, excepto la gallega, gobernada por mayoría absoluta.

La alternativa al PPdeG es un acuerdo de las fuerzas de izquierda y nacionalistas: PSdeG, En Marea y BNG. Deben visualizar ante la opinión pública que el cambio es posible, pero que además este cambio será sereno y no romperá la estabilidad institucional de la comunidad. Tienen que convencer a los electores progresistas que quiere mover a Feijóo de la Xunta que no tiene razón el líder popular cuando agita la bandera de "yo o el caos".

La izquierda llega al 25-S más tocada que el partido en el poder. Frente a la exhibición de unidad de que hace gala el PPdeG, donde Feijóo reina y nadie osa levantar la voz, PSdeG y En Marea son un hervidero de tensiones. Lo demostraron en agosto. La elaboración de las listas evidenció la fractura del PSdeG. La fórmula jurídica (coalición o nuevo partido) para concurrir al 25-S supuso una batalla por el poder en En Marea. En los próximos 15 días, PSdeG y En Marea irán a por el liderazgo de la izquierda y ser el que esté en condiciones de colocar al presidente de la Xunta, si el PPdeG no logra mayoría suficiente. Los socialistas son ahora la segunda fuerza de la Cámara gallega (18 escaños), pero En Marea se le acerca peligrosamente. En las generales de diciembre le superó en votos y en las de junio, quedó a apenas mil papeletas por debajo. Su precedente, AGE, obtuvo 9 actas en 2012.

El BNG, que ahora tiene 7 escaños y en junio perdió su representación en las Cortes, lucha por la supervivencia. Una buena parte de sus votos se han ido a En Marea, pero BNG, fiel a sus principios, se ha negado a coaliciones electores con partidos no nacionalistas. Mantener el grupo parlamentario (5 escaños) y conseguir representación en todas las provincias le daría un respiro.

El Parlamento de la nueva legislatura puede ser más plural que el actual, con un 5º partido. Al menos así lo intentará Ciudadanos. Puede tener opciones si repite los casi 134.000 votos que logró el 26-J, pero está a la baja. En junio, ya perdió 14.000 papeletas con respecto a las generales de diciembre, y ahora Rivera no es el candidato, aunque se dejará ver y mucho por Galicia.