"Allí donde exista un delito, debe haber alguien capaz de denunciarlo". Es la presentación de la página web del pseudo sindicato Manos Limpias, que se vanagloria de sus más 20 años de historia intentando cazar al corrupto y al delincuente, pero el cazador ha sido cazado, al menos de momento.

Un funcionario jubilado de 74 años, Miguel Bernard, ha estado al frente desde 1995 de un sindicato que ha llegado a sentar en el banquillo a la infanta Cristina y que ha intentado personarse en todos los casos que, de una forma u otra, han protagonizado la vida judicial del país en los últimos años.

"Lo único que queremos es que esto funcione como un Estado de Derecho y que una serie de espabilados y caraduras no estén abusando a costa del resto de los funcionarios". Con esta frase resumió Bernard, en una entrevista con Efe, la filosofía y el objetivo de su organización, cuya sede está siendo registrada por la Policía después de haber detenido a su líder.

No ha habido caso mediático en el que Bernard, al que se investiga junto a Ausbanc por supuestas prácticas de extorsión a bancos, no se haya personado o querellado.

El 11-M, los ERE de Andalucía, Nóos, Madrid Arena, los Pujol, el pequeño Nicolás, Blesa, Neymar, Monedero, Podemos, Garzón, Volkswagen y un largo etcétera son algunas de las causas en las que ha querido estar presente Manos Limpias.

Bernard, un licenciado en Derecho que comenzó su carrera de letrado en el Ayuntamiento de Madrid como asesor del distrito Centro, llegó a la política de la mano de Blas Piñar, e incluso dirigió como secretario general el Frente Nacional, un partido de extrema derecha.

Derrotado el partido ultra fundado por Blas Piñar, Bernard no se desanimó y fundó otra fuerza política de ideología similar, Derecha Española, con la que concurrió a las elecciones municipales de 1995.

Justo fue en ese año cuando Manos Limpias comenzaba a dar sus primeros pasos. Pasaría poco más de una década para que obtuviese su primer éxito público, la condena del expresidente del Parlamento Vasco Juan María Atutxa por no disolver el grupo de electos de Batasuna (Sozialista Abertzaleak) después de su ilegalización en 2008.

Manos Limpias se ha ido forjando a lo largo de los años un estatus de defensor de las causas perdidas obteniendo hitos judiciales como el ingreso en prisión del expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa y la imputación de la infanta Cristina.

Según sus postulados, gracias a ellos, la Justicia era aplicable para cualquier hijo de vecino, tanto para un líder o empresario de primera fila como para un ciudadano común.

"Regenerar un país que es una verdadera porquería". Esa era la supuesta intención y vocación de Bernad. Una intención a la que hoy echa tierra la operación policial que le ha salpicado y que, según las primeras pesquisas, han puesto al descubierto la alianza de Manos Limpias con otra asociación supuesta defensora del más débil, Ausbanc.

La Policía cree que Bernard era el brazo con el Ausbanc completaba mediante la presentación de querellas su estrategia de extorsión a bancos para enriquecerse. A cambio, la asociación que preside Luis Pineda financiaba al pseudo sindicato.

Sobre Bernard, un hombre campechano, accesible y cercano, como podían comprobar los periodistas en el trato diario, y sobre Luis Pineda -también detenido- pesa hoy la acción policial y judicial, la misma que ellos han reclamado tantas veces para otros.

Parece que el justiciero, acostumbrado a atinar el tiro sobre banqueros, políticos y empresarios, se ha convertido en el nuevo blanco de la Justicia. Pero esta vez, desde el otro lado.