"No soy conocedor", "no tengo ni idea", "no me encargaba de esto", "no lo recuerdo", "creo que no". Sentado de perfil ante el tribunal, Iñaki Urdangarin respondió hasta en una treintena de ocasiones con inconcreciones y evasivas a las preguntas que le formulaba el fiscal Pedro Horrach durante el juicio del caso Nóos.

Lo que sí intentó dejar claro el marido de la infanta Cristina durante las dos horas que fue interrogado ante las magistradas que le juzgan por ocho delitos es que no se ocupaba de "las cosas" de gestión y facturación ni en el Instituto Nóos, ni en las empresas que compartía a medias con su esposa y con su socio.

"¿Era usted administrador de Nóos Consultoría?", preguntaba el fiscal: "Creo que no, y si no, no lo he ejercido nunca", respondía enigmático Urdangarin.

Empezó titubeante, con un tono de voz tan bajo que le llamaron la atención hasta en cuatro ocasiones para que se acercara al micrófono, porque no se estaba grabando su declaración. Se disculpaba, se recomponía y seguía contestando, hasta que volvía a acomodarse en esa postura de lado que le permitía ir leyendo en la pantalla las facturas rescatadas por el fiscal del sumario y sus anexos.

Ante las facturas emitidas desde unas empresas de su propiedad a otras suyas o de su socio, Urdangarin suponía que eran por "cuestiones subcontratadas" o por trabajos encargados a expertos, pero aclaraba que nunca se dedicó "a esa materia". "Mi parte, es claro y evidente por mi trayectoria, es más el mundo del deporte y la relación con las personas", explicaba. "Yo estaba en la supervisión de los aspectos deportivos", insistía.

La infanta asistía inmóvil desde el fondo de la sala al bombardeo de documentos y preguntas a su marido.

Ya se había olvidado de la sonrisa que le había provocado un rato antes ver en esa misma pantalla un antiguo currículum de Iñaki Urdangarin, de cuando aún no había nacido su hija pequeña y los datos personales solo incluían a los tres varones. Otros tiempos.

Factura tras factura el fiscal quería saber si el Instituto Nóos tenía beneficios. Todo lo que generaba la asociación sin ánimo de lucro creada junto a Diego Torres se reinvertía en los proyectos que hacían "con muy buena intención", respondía Urdangarin.

Se hicieron socios porque compartían "inquietudes" y voluntad de generar conocimiento en "un área con lagunas", el patrocinio deportivo. La relación se estropeó pero en los doce días que han pasado sentados juntos frente al tribunal han demostrado que vuelven a llevarse bien.

"Nunca he sido comisionista de nada"

Urdangarin tampoco recordaba los cuadrantes de reparto de honorarios explicados por Torres ante el tribunal pero ha intentado explicar que le recordaban a unos "tracking sheet" (hojas de seguimiento) que utilizó en alguna ocasión.

No ha sido el único término en inglés que ha empleado Urdangarin, que guardó la información de investigaciones que les pedía a sus sobrinos en un "pendrive", que se marchó de Nóos "sin ningún papel" y que no recordaba la "job description" de la tarjeta de visita de Marco Tejeiro pero sí sabía que se encargaba "de los temas administrativos" en todo el entramado.

Fue rotundo en pocos momentos pero contundentes. El más seco, cuando negó haber pedido ningún peaje ni comisión por hacer de intermediario "conseguidor" (como le llamó el expresidente Jaume Matas) entre el equipo ciclista Banesto y el Govern balear: "Nunca he sido comisionista de nada". Solo apoyó lo que le pareció una buena idea, dijo.

"Yo no negocié nada", explicó al fiscal sobre ese patrocinio que describió como "un proyecto un poco atípico de la casa y que funcionaba solo", una respuesta que provocó el efusivo asentimiento de su exsocio y compañero de banquillo.

El gesto aprobatorio de Torres continuó cuando Urdangarin explicó su papel discreto, en favor de los expertos que trabajaban para ellos: "A los buenos profesionales se delega y se les deja trabajar porque lo hacen bien".

Su "pequeña parte" haciendo gestiones internacionales para conseguir que Palma acogiera una etapa del Tour de Francia cerró un interrogatorio interrumpido hasta el próximo miércoles.

Trabajadores ficticios

Sí reconoció el exduque de Palma que Aizoon, la empresa familiar, contrató a trabajadores que él nunca conoció, unas contrataciones que ha achacado al cuñado de su socio, Miguel Tejeiro, quien las hacía por asuntos fiscales.

Urdangarin relató que supo de la existencia de esos trabajadores a raíz de las investigaciones judiciales del caso, algo que le ha "sorprendido".

"Yo me dedicaba a lo que me dedicaba y tenía unos asesores y me he dado cuenta luego de que estos empleados no estaban con nosotros", dijo y añadió que supone que Miguel Tejeiro los contrataba "para llegar a unos baremos fiscales" y que se les pagaban sus nóminas.

Atribuyó al pago de nóminas de trabajadores de los que sí tenía conocimiento las extracciones de dinero en metálico que Marco Antonio Tejeiro declaró que hacía para él con cheques al portador y luego le entregaba en sobres. El marido de la Infanta dijo que después él hacía llegar esos sobres a los empleados.

El interrogatorio quedó truncado por las prisas de muchos abogados que temían perder el avión para salir de la isla después de dos horas tras las que Urdangarin se levantó de la silla de los acusados para buscar el calor familiar en sus hermanos, Clara y Mikel.