La Audiencia Nacional ha absuelto por falta de pruebas a 4 etarras que se enfrentaban a 71 años de cárcel por intentar matar con un lanzamisiles en 2001 al entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, aprovechando sus visitas al País Vasco con motivo de la campaña a las elecciones autonómicas.

En su sentencia, la sección primera de la Sala de lo Penal -Manuela Fernández de Prado, Javier Martínez Lázaro y Nicolás Poveda- únicamente considera probada la integración en ETA del principal acusado, el exdirigente etarra Luis Ignacio Iruretagoyena, "Suny", para el que el fiscal pedía la mayor pena, 72 años de cárcel, pero, al haber sido ya condenado por un delito equivalente en Francia, le aplica el principio "non bis in idem".

En cuanto a los otros tres acusados, Pedro María Olano Zabala, Gregorio Jiménez Morales y Juan María Múgica Dorronsoro, para los que el fiscal reclamaba 71 años de prisión, la Sala señala "la inexistencia de medio probatorio alguno" que acredite su participación en esos hechos.

A diferencia de ellos tres, que también fueron condenados en su día por integración en ETA, Iruretagoyena fue el único que admitió en el juicio su pertenencia a la banda terrorista en "diversas etapas" de su vida aunque se desvinculó del atentado al asegurar que era "imposible" que pudiera haber manejado un lanzamisiles puesto que perdió la mano izquierda en 1983.

La sentencia considera probado que con ocasión de las elecciones autonómicas que se iban a celebrar en el País Vasco el 13 de mayo de 2001, ETA decidió matar a Aznar aprovechando los diversos desplazamientos que tenía que realizar durante la campaña electoral.

En 2004, a raíz de la detención de dos miembros de ETA en Francia se encontraron en la casa que ocupaban "piezas mecánicas que provenían de un elemento de un misil tierra aire que había sido objeto de una prueba de tiro".

Meses después, con ocasión de la detención también en Francia de los dirigentes etarras Mikel Albisu, "Mikel Antza", y Soledad Iparaguirre, "Anboto", fueron intervenidos dos misiles tierra-aire del sistema antiaéreo soviético de los años 70-80 con capacidad "para derribar una aeronave", aunque uno se encontraba defectuoso tras un intento de disparo "lo que habría imposibilitado un nuevo vuelo de misil".

En 2009, dos integrantes de la banda que se identificaron como "Argi" y "Gaubeko" afirmaron en una entrevista en Gara que esos misiles "fueron activados en tres intentos de atentado contra José María Aznar, cuando era presidente del Estado español. Por desgracia, las acciones no cumplieron su objetivo".

En cuanto a los acusados, la Sala también considera probado que Iruretagoyena formó "en fecha no determinada" un "talde" que tenía la finalidad de "realizar portes y entregas de lanzamisiles, armas y explosivos para los denominados 'comandos armados', encargados de realizar los ataques terroristas".

Según la sentencia, Iruretagoyena, al que el fiscal acusaba de haber captado con este fin a los otros tres procesados, como responsable del grupo se encargaba de la financiación que obtenía de ETA, de marcar los lugares de entrega del material a los comandos y de mantener los contactos con los etarras.

En su escrito de acusación, el teniente fiscal Jesús Alonso sostenía que los cuatro acusados recogieron el lanzamisiles a principios de 2001 en Francia y lo ocultaron en un inmueble abandonado ubicado en Lizartza (Guipúzcoa).

La primera vez que trataron de utilizarlo, siempre según el fiscal, fue el 29 de abril de 2001, día en el que Aznar tenía programado un acto electoral en el Palacio de Euskalduna de Bilbao como inicio de la campaña electora.

Al día siguiente del acto electoral y como no se había llevado a cabo el atentado, los acusados recogieron el lanzamisiles y lo volvieron a ocultar en Lizartza, sostenía el fiscal.

La segunda vez fue el 4 de mayo, cuando Aznar protagonizaba otro acto electoral en San Sebastián e iba a desplazarse desde el aeropuerto de Fuenterrabía, ante lo que los etarras fueron a Oiartzun (Guipúzcoa) y depositaron el lanzamisiles en un lugar acordado, pero tampoco pudieron cometer el atentado y lo llevaron de nuevo a Lizartza.

Finalmente, el tercer intento se produjo el 11 de mayo, cuando Aznar intervino en el polideportivo Sansomendi de Vitoria, y ese día los terroristas -según el fiscal- se desplazaron hasta la cercana localidad alavesa de Burgueta para colocar el lanzamisiles pero tampoco pudieron llevar a cabo la acción.

Al día siguiente, proseguía el fiscal en su relato, llevaron el lanzamisiles a un garaje propiedad de Iruretagoyena, que quería comprobar su estado ya que no habían conseguido atentar contra Aznar debido a su mal funcionamiento y el comando lo devolvió a la banda en Francia en la Semana Santa de 2002.