El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha garantizado hoy que España está "en primera línea de combate" contra el terrorismo y ha asegurado que se puede vencer a esta lacra pese a que "nadie está libre de zarpazo de la fiera".

Rajoy ha exhibido la lucha de España contra el terrorismo en la inauguración de la reunión de ministros de una veintena de países que se han dado cita en Madrid con motivo de una sesión especial del Comité contra el terrorismo del Consejo de Seguridad de la ONU.

El jefe de Ejecutivo ha apelado a la colaboración internacional como pieza esencial para hacer frente al terrorismo, al que se ha mostrado convencido de que se puede derrotar con "las ideas muy claras", "con determinación y unidos" de la misma forma que se ha hecho en España con ETA.

Una actuación contra el terrorismo que ha sido "decidida y eficaz", ha recalcado.

Rajoy ha destacado que la lucha antiterrorista es una de sus prioridades durante la presencia de España como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y ha aprovechado para rendir homenaje a las víctimas del terrorismo y alabar el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Para el presidente del Gobierno, las víctimas del terrorismo son "el mejor ejemplo para deslegitimar la violencia" y reconocer su memoria es "un acto de justicia".

Ha insistido en que no cabe diálogo con los terroristas, que ha dicho que tienen un carácter "totalitario y excluyente" y contra los que hay que actuar con pleno respeto a los derechos humanos y los principios consagrados por Naciones Unidas.

"No hay atajos", ha enfatizado el jefe del Gobierno antes de expresar la voluntad y el compromiso de España para contribuir en la lucha contra el terrorismo, en la que nuestro país se sitúa "en primera línea de combate".

Tras reconocer que tiene grabado el "extremo dolor" que causa esta barbarie durante su etapa como ministro del Interior, Rajoy ha abogado por la acción conjunta y la colaboración de todos los sectores del Gobierno, de los partidos de las administraciones y de la sociedad para acabar con esta amenaza.

El presidente ha aludido al importante número de atentados que se están perpetrando en el mundo en los últimos tiempos, con una dimensión y radicalidad mayor que en otras épocas y que requiere una respuesta global.

Como también lo necesita el fenómeno de los combatientes terroristas extranjeros, que fundamentalmente combaten con los yihadistas y que ha sido objeto de debate de la cumbre de Madrid.

Su proliferación Rajoy la atribuye, entre otras causas, al uso masivo de las redes sociales, la mayor facilidad de los transportes y el aumento de la capacidad de reclutamiento de los grupos terroristas.

Por ello, ha considerado clave la lucha contra la radicalización con medidas sociales y económicas y con la difusión del relato de las víctimas, porque "cuando el terrorismo pierde apoyo y cobertura social, pierde gran parte de su potencial desestabilizador".

Como ejemplo de las medidas puestas en marcha en España, Rajoy ha citado el plan nacional contra la radicalización y el extremismo violento, al que ha unido otras acciones en el ámbito internacional y, en concreto, las que lleva a cabo la Unión Europea con los países de la ribera sur del Mediterráneo.

Rajoy ha defendido acciones concretas contra el DAESH o Estado Islámico como dar apoyo al Gobierno legítimo de Irak y evitar su implantación en Siria, para lo que ha considerado imprescindible la cooperación internacional.

Por ello, ha abogado por reforzar el intercambio directo de información, el control de las fronteras, la lucha contra la financiación del terrorismo y la colaboración jurídica internacional.

España ha venido mostrando su interés en la puesta en marcha del Registro de Nombres de Pasajeros (PNR), en el que se incluyen perfiles sospechosos, y en una Corte Penal Internacional que juzgue los delitos de terrorismo.

Rajoy ha insistido en que el terrorismo es una de las mayores amenazas a la paz y la seguridad internacionales porque pone en peligro la libertad de los ciudadanos y atenta contra el modelo de convivencia pacífica democrática.

Un fenómeno que no reconoce fronteras, no representa a ninguna creencia ni religión, afecta "a lo más hondo" de las libertades e, incluso, al crecimiento económico y al desarrollo.