La decana de los alcaldes de capital de provincia, Rita Barberá, que en sus tiempos de presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) se le llegó a llamar "alcaldesa de España", ha abandonado hoy el Ayuntamiento de Valencia, aunque mantiene su categoría de lideresa del PP.

Rita Barberá pone fin a más de dos décadas de sólida trayectoria política en el Ayuntamiento de Valencia y en la próxima legislatura no estará al frente del PP en la oposición tras la debacle electoral que le ha apartado de la alcaldía veinticuatro años después de que accediera al cargo, 20 de ellos con mayoría absoluta.

En estas más de dos décadas, Rita Barberá Nolla (Valencia, 1948) se ha convertido, gracias a su carisma político y su relevancia mediática, en pieza clave del PP tanto en el ámbito autonómico como en el nacional y su nombre ha protagonizado quinielas para presidir la Generalitat u ocupar algún puesto en el Gobierno, aunque ella siempre lo ha rechazado.

Un representante de Barberá recogió el lunes su acta de concejal en los plazos previstos. La alcaldesa siempre dijo que aguantaría hasta el final para ver si un pacto pudiera salvar su cargo, aunque finalmente un acuerdo entre Compromís, PSPV y València en Comú (la marca local de Podemos) la ha apartado del bastón de mando y ha preferido retirarse y no liderar al PP en la oposición.

En sus años al frente del consistorio ha superado con mano firme las adversidades de la vida municipal y, en esta última legislatura, en forma de supuestos casos de corrupción que han salpicado al PP y a colaboradores de su entorno, como el vicealcalde Alfonso Grau, que tuvo que dimitir tras ser procesado en el caso Nóos.

En esos momentos de tensión política, su figura y su voz siempre emergieron en defensa de su partido y afrontó la situación con acciones contundentes contra los que le intentaban involucrar en casos de corrupción, en los que siempre ha negado estar implicada.

Siempre ha estado ligada a la política autonómica y es la única diputada de Les Corts que permanece desde la primera legislatura, en 1983, fue candidata a la Presidencia de la Generalitat en 1987 y estuvo al frente del grupo popular entre 1987 y 1989.

Licenciada en Ciencias Políticas, Económicas y Empresariales y en Periodismo, es miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PP desde 1993 y fue presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) de 1995 a 2003, además de presidir en junio de 2008 el XVI Congreso del PP celebrado en Valencia.

Cofundadora del partido en Valencia, desde que accedió como diputada en Les Corts en su primer cargo electo, Barberá vio en la política una vocación de servicio que ha plasmado en su actividad diaria desde que fue elegida alcaldesa de Valencia.

Fue el 5 de julio de 1991 en sustitución de la socialista Clementina Ródenas y aunque entonces formó gobierno de coalición con Unión Valenciana, luego ningún candidato ha conseguido relevarla al frente del Ayuntamiento de la capital valenciana.

Por el contrario, en las siguientes convocatorias electorales de 1995, 1999, 2003, 2007 y 2011 consiguió la mayoría absoluta y consolidó su figura como un referente del progreso protagonizado por la ciudad hasta la actualidad.

Antes de meterse de lleno en la política y mientras concluía sus estudios, se adentró en el mundo del periodismo, profesión que admiraba gracias a su padre, José Barberá, que dirigió varios medios y presidió la Asociación de la Prensa Valenciana.

Radio Valencia, el periódico vespertino Jornada y el periódico Levante han visto trabajar a Barberá antes de que asumiera la jefatura de prensa del Gobierno Civil en 1978 y ese mismo año, se hiciera cargo del gabinete de comunicación de la Confederación Empresarial Valenciana.

Con Barberá de alcaldesa, Valencia ha protagonizado una gran transformación, gracias a la repercusión mediática y al impacto económico de acontecimientos deportivos de la dimensión de la Copa del América de vela y la Fórmula Uno o sociales como la visita del papa Benedicto XVI.

Condecorada como Dama de la Legión de Honor de Francia por Nicolás Sarkozy, Barberá posee, defienden sus colaboradores, una personalidad abierta como corresponde a alguien nacido a orillas del Mediterráneo, enérgica y que cautiva, con gran facilidad de palabra y don de gentes.

Siempre discreta con sus clásicos trajes de dos piezas y sus perlas, pero fanática de la marroquinería de alto nivel y los zapatos de tacón, Barberá adora el rojo y se confiesa amante de la vela.

La Copa del América contribuyó a cumplir su deseo de que Valencia no viviera de espaldas al mar pero su asignatura pendiente ha sido abrir la ciudad al Mediterráneo a través de la avenida de Blasco Ibáñez por el histórico barrio de pescadores del Cabanyal, un ambicioso, polémico y judicializado proyecto que puede tener, como ella, sus días contados con el nuevo gobierno local.

Una de las últimas imágenes que quedarán de ella en la memoria colectiva será la del consuelo que le brindó en la sede del PP, en plena debacle electoral del pasado 24M, al entonces aún delegado del Gobierno, Serafín Castellano, mientras ella le susurraba al oído "¡Qué hostia, qué hostia!".