El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, ha hecho una cerrada defensa de la moderación, la centralidad y la gestión económica de su Ejecutivo frente a la "España negra" que dibujan formaciones como Podemos y el radicalismo de este partido o el que representa el presidente de la Generalitat, Artur Mas.

Rajoy ha presidido en Barcelona un acto del PP organizado para explicar la reforma fiscal del Ejecutivo, que ha supuesto su primer viaje a Cataluña desde que Mas anunció la convocatoria de elecciones anticipadas para el 27 de septiembre y que ha coincidido con la manifestación que ha organizado en Madrid el partido de Pablo Iglesias.

El presidente del Gobierno sí ha citado expresamente a Mas para afearle que, con el anticipo electoral (al igual que la presidenta andaluza, Susana Díaz), sólo va "a lo suyo", aunque no ha mencionado expresamente ni a Iglesias ni a Podemos.

Pero su alusión a esta fuerza política ha sido clara cuando ha advertido de lo que pretenden algunos partidos.

"No acepto esa España negra que quieren pintar algunos porque, gracias a ello, piensan que van a sustituir a quienes están gobernando y han tenido que afrontar la crisis más dura que ha habido en décadas", ha recalcado.

Ante esa pretensión, se ha mostrado tajante: "No lo van a conseguir".

Rajoy ha lamentado que haya "unos tristes que andan por ahí hablando de lo mal que van las cosas" y, en contraposición, ha mostrado su orgullo por los logros de España.

Ha defendido asimismo el valor de la unidad, de los principios constitucionales y de la moderación frente al "radicalismo", que ha reconocido que parece "estar de moda" en España aunque se ha mostrado convencido de que será "por poco tiempo".

Y de "radicalidad" ha acusado directamente al presidente de la Generalitat por su independentismo y por actuar por interés partidista y personal.

Para él, "no está justificado" el adelanto electoral ni en Cataluña ni en Andalucía, y Mas ha generado nueve meses de inestabilidad con su anuncio de convocar elecciones en septiembre.

Rajoy ha aprovechado para defender la Constitución, una Cataluña española y europea, y cumplir y hacer cumplir las leyes, que cree que es lo propio de "los moderados. Lo otro -ha dicho- es de los que huyen de la centralidad política".

El presidente, quien antes de asistir al acto se ha reunido con un grupo de jóvenes empresarios, se ha referido a la reforma fiscal que ha puesto en marcha y que ha enmarcado en una política económica que pretende generar crecimiento y empleo tras la crisis "más dura" de las últimas décadas.

Tras explicar que la situación existente no permitió adoptar desde el principio las medidas tributarias que deseaba el PP, ha instado a este partido a hacer una labor de "pedagogía" para explicar a los españoles la reforma fiscal y para "acallar las voces de los que van a pedir el voto para subir los impuestos, que -ha asegurado- van a ser todos menos nosotros".

Ha recordado una serie de datos económicos de los últimos días (entre ellos el crecimiento del PIB un 1,4 por ciento en 2014) para dejar patente la recuperación económica y ha reiterado que España crecerá más del 2 por ciento este año y. en dos ejercicios, creará un millón de empleos.

Para el presidente, España "ha extinguido el incendio, pero aún son muchos los rescoldos que hay que apagar" y, en dos años, el país "ha pasado de la unidad de cuidados intensivos, a salir por su propio pie del hospital; de tambalearnos -ha precisado- a caminar con paso firme".

Antes de la intervención de Rajoy (quien la ha iniciado trasladando sus condolencias por la muerte en Barcelona de un cabo de los Mossos d'Esquadra tras ser atropellado por un conductor que se dio a la fuga) ha tomado la palabra la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho.

Sánchez Camacho ha reivindicado la agenda reformista de Rajoy frente al "histórico ridículo" y la "agenda de división" de Artur Mas y los "riesgos de los populismos bolivarianos e independentistas".