El presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, Pablo Linares, ha recordado este miércoles que el Rey fue quien decidió que los restos de Francisco Franco fueran enterrados en el Valle de los Caídos en una orden firmada el 22 de noviembre de 1975.

Linares ha explicado a Europa Press que el lugar de enterramiento de Franco fue una "de las primeras decisiones" de Don Juan Carlos como príncipe y poco antes de ser coronado Rey, previa consulta con el entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, quien a su vez abordó el asunto con la familia del difunto.

Así, ha subrayado que fue Don Juan Carlos quien firmó esa orden al abad de la Abadía benedictina del Valle de los Caídos para que acogiese los restos de Franco, que ha asegurado que nunca dejó establecido dónde deseaba ser enterrado.

Por todo ello, Linares ha preguntado al Gobierno y al ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, si van a "contravenir" una decisión del Rey y ha pedido que se dejen "en paz" los restos de Franco, igual que están los de Manuel Azaña o Juan Negrín, presidentes durante la Segunda República.

Jáuregui ha indicado esta semana que, si la comisión de expertos del Valle de los Caídos, recomienda retirar los restos de Franco, el Gobierno adoptará la decisión. Sin embargo, Linares le ha recomendado que "se atenga al derecho vigente y evite actuaciones de hecho", que "obviamente" terminarían ante la justicia.

El presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos ha advertido además de la "nula objetividad" que a su juicio ofrece esa comisión de expertos, que ha definido como una "pantomima de expertos", desde el momento en que está presidida por Virgilio Zapatero, miembro de la Fundación Pablo Iglesias.

En este contexto, Linares ha defendido que los españoles ya están "reconciliados" y ha advertido al Ejecutivo de que "lo que hay que hacer es arreglar la vida a los vivos y dejar descansar a los muertos". "Además de remover tumbas, remueven viejas conciencias que ya estaban reconciliadas", ha avisado.

El presidente de la asociación ha recordado que la Basílica está abierta al culto, pero no así el recinto al turismo, con lo que el Estado "está perdiendo" entre 400.000 y 500.000 turistas anuales y una recaudación de alrededor de tres millones de euros, según sus cálculos, además de numerosos puestos de trabajo.