El PP y sus dirigentes querrían haber resuelto los problemas de las últimas semanas con dos decisiones salomónicas, la suspensión de militancia del valenciano Costa y del madrileño Cobo, el primero durante un año y el segundo durante solamente dos meses.

Desde luego, se trata de dos actuaciones inhabituales, incluso insólitas, a dos personajes que han tenido actuaciones controvertidas: Ricardo Costa por insistir en seguir ejerciendo un cargo del que había sido depuesto y Cobo por sus agresivas declaraciones contra su presidenta regional.

¿Están satisfechos los respectivos jefes? Francisco Camps así lo ha señalado, pero es menos claro que a Esperanza Aguirre haya satisfecho la solución dada a su adversario, y sin embargo correligionario, Manuel Cobo...

En todo caso, nos hallamos ante dos golpes de timón que la dirección nacional trata de distinguir, pero que persiguen el mismo fin: imponer disciplina. La suspensión cautelar de Cobo fue adoptada después de que "en enjuiciado" declarara ante la Comisión de Derechos y Garantías del PP durante una hora y media.

Es seguro que Cobo explicó ante sus compañeros de partido las "maldades" y el acaparamiento de poderes que Esperanza Aguirre viene haciendo en el PP y en Madrid. Y debió estar convincente, porque su "condena" ha sido mucho menor de lo que Esperanza Aguirre hubiera deseado.

En el caso de Ricardo Costa, ha recibió una sanción mucho mayor sin haber comparecido siquiera ante la Comisión de Derechos y Garantías del PP, tras haber insistido en presentarse ante la prensa como secretario general de los populares valencianos a pesar de que el PPCV le había despojado del cargo.

Por lo menos eso había anunciado Dolores de Cospedal, porque Camps había permanecido en una sorprendente ambigüedad con su amigo.

Los dirigentes del PP, y en particular la referida Cospedal, han hecho claros esfuerzos por señalar que uno y otro caso tenían importancia muy distinta, comparación que no ha complacido nada a Aguirre.

Y durante varios días los dirigentes del PP se han esforzado en diferenciar un caso y otro, el último de ellos hoy mismo, cuando el responsable de Comunicación del PP, Esteban González Pons, ha insistido en que el castigo impuesto a Cobo "no es el mismo" que el que recibió Costa la pasada semana. No es el mismo, es notablemente inferior... Unas palabras que coinciden con las de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien en los últimos días ha venido reiterando que no son comparables las declaraciones de uno y otro.

De Cospedal ha mantenido que las palabras de Costa son "impropias" de un dirigente del PP, puesto que intentó "seguir ejerciendo un puesto que ya no le corresponde". De ahí que juzgue que el comportamiento de Costa es "más grave" y las razones de su suspensión son "distintas" que las de Cobo, aunque admite que las de éste último son "inaceptables".

Sin embargo, no han faltado las voces en el seno del PP madrileño que han querido equiparar los dos casos. Así lo aprecia el portavoz adjunto de este partido en la Asamblea de Madrid, Juan Soler, quien antes de conocerse la suspensión de Cobo ya advirtió de que "sería muy raro que no fuera suspendido también de militancia como Ricardo Costa".

Pues bien, una vez conocida ya la suspensión cautelar del vicealcalde, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y secretario de Comunicación del PP regional el aguerrido aguirrista Juan Luis Güemes, se ha apresurado a decir que el partido en Madrid "acepta, respeta y acata" la decisión del Comité de Derechos y Garantías.

¿Satisfecha "la lideresa"? Posiblemente, la presidenta ha tenido oportunidad de observar que no todos los argumentos le eran favorables, que ya había enfadado suficientemente a la dirección del PP -el reproche de Cospedal por no haber asistido a la reunión ejecutiva era bastante ilustrativo- y que no convenía ir más lejos, siquiera de momento...

Ahora será preciso ver en qué medida se aplica la doctrina de Rajoy de que "no habrá nueva oportunidad" para quien se aparte de sus normas de funcionamiento...