Socialistas y populares han venido expresando durante la campaña su deseo de recuperar el consenso en la acción exterior, algo que no fue posible en la legislatura que ahora acaba por las discrepancias en cuestiones como Cuba, Venezuela, la relación con Estados Unidos o el conflicto del Sahara Occidental.

Pero es precisamente en estos puntos donde, al menos, hay similitudes e ideas compartidas desde el punto de vista programático.

El PSOE quiere "continuar fortaleciendo" tanto el diálogo multilateral como el bilateral con todos los países de América Latina, sin citar ninguno de forma expresa.

El PP también considera las relaciones con Latinoamérica como una "prioridad estratégica" y aboga por "restablecer el diálogo firme, crítico y exigente" con Cuba, reforzando la interlocución con los disidentes y promoviendo una transición pacífica en Cuba.

En el contencioso del Sahara, los socialistas defienden una solución "justa, duradera, democrática y aceptable" por las partes y que respete el derecho de autodeterminación saharaui.

El PP conviene en promover "activamente el acuerdo entre las partes" en el marco del derecho internacional y de las resoluciones de la ONU, además de seguir estrechando los lazos con Marruecos.

Otro foco de controversia de los últimos cuatro años ha sido las relaciones transatlánticas y con el presidente estadounidense, George Bush.

Los socialistas abogan por intensificar los vínculos con EEUU y promover nuevas fórmulas de colaboración", en línea con lo que demanda el PP, aunque este partido ve necesario primero "recuperar la normalidad" en la relación.

Las posturas comunes se extienden a lo referido a la UE, Oriente Próximo, la promoción de los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo, la reforma del servicio exterior, la cooperación África y el fortalecimiento de la amistad con Rusia y Asia.

Respecto a Gibraltar, los dos grandes partidos ven irrenunciable recuperar la soberanía de la colonia británica y profundizar en la cooperación local en beneficio de los habitantes de la región.

El PSOE se inclina por avanzar en los trabajos del foro tripartito, que el PP rechaza implícitamente porque supone una cesión de soberanía y reconocer a Gibraltar el mismo rango de interlocución que al Reino Unido.

Como aportaciones propias, están la Alianza de Civilizaciones por la que siguen apostando los socialistas o la definición de una estrategia nacional que plantea el PP para reafirmar "la competencia exclusiva del Estado" en política exterior.

Los partidos minoritarios son los que hacen propuestas más variadas.

IU pide retirar las tropas de Afganistán; someter a referéndum el nuevo Tratado de Lisboa; levantar las sanciones a Cuba y revisar el convenio de defensa con EEUU, aunque sus medidas más drásticas son la salida de la OTAN y recuperar el principio constitucional de la II República de renunciar a la guerra como instrumento diplomático.

ERC demanda que Cataluña pueda participar en organismos internacionales como la Unesco y la desmilitarización de la acción humanitaria.

CiU también reclama más peso para Cataluña en las relaciones exteriores y crear una Secretaría de Estado para el Mediterráneo, mientras PNV solicita que los embajadores pasen un examen en el Parlamento para probar su idoneidad.

Unión, Progreso y Democracia (UPyD) aboga por el reconocimiento de la República Saharaui si Marruecos sigue bloqueando el referéndum y por reforzar los vínculos con Australia y Nueva Zelanda.

Ciudadanos es partidario de revisar el Concordato con el Vaticano y aprobar una Ley de Tratados Internacionales.