El presunto miembro de ETA Eneko Galarraga Godoy fue detenido ayer mañana en Francia por agentes de la policía francesa, según confirmaron fuentes de la lucha antiterrorista.

En el momento de la detención no estaba armado ni llevaba documentación falsa, y no se resistió.

Galarraga, de 27 años, natural de la localidad guipuzcoana de Villabona, figuraba desde marzo del pasado año en la lista de los presuntos etarras buscados por la policía, según informaron fuentes policiales.

El presunto etarra era buscado por las Fuerzas de Seguridad desde 2002 cuando huyó al país galo tras la desarticulación del 'comando Zelatu' de ETA, en el que se dedicaba a la captación.

Entre los etarras que podría haber captado se encontraría, según precisaron otras fuentes consultadas, Oihane Baquedano, quien recibió "cursillos" en Francia sobre manejo de armas y explosivos al tiempo que recababa información sobre posibles objetivos.

La detención de Galarraga, que tuvo lugar en la localidad vascofrancesa de Urrugne, responde a una orden librada por la Audiencia Nacional.

Galarraga vivía aparentemente en casa de una amiga en la localidad vascofrancesa y fue detenido en la vía pública pasadas las 10.00 hora local (09.00 GMT).

El presunto etarra se encuentra bajo custodia en la comisaría de la localidad vascofrancesa de Bayona y comparecerá hoy ante la Fiscalía del Tribunal de Apelación de Pau (suroeste francés) para que se le notifique la euro-orden española en su contra.

Galarraga figura en la página de la comisaría general de Información de la Policía Nacional como uno de los terroristas más buscados. Junto con él aparecen otros cuatro presuntos etarras sin apenas antecedentes penales, que habrían sido fichados por el 'Txeroki' en los últimos años.

Natural de la localidad de Villabona, donde nació en 1980, su primera vinculación con la banda terrorista fue a través de la kale borroka, ya que perteneció a un talde que operaba en su localidad natal que fue desarticulado en los años 90. Aunque sus integrantes reconocieron la comisión de distintos ataques y sabotajes, finalmente todo el grupo fue puesto en libertad. Aunque aparecía, junto con otros cuatro miembros de ETA, en el cuadro de los más buscados por la Policía, actualmente Galarraga tenían escasa relevancia en la banda.