La cadena humana, en la que también había transexuales y ciudadanos que se han unido a la marcha, ha transcurrido por la ronda Sant Antoni, Rambla del Raval y ha finalizado en la calle Sant Pau.

Durante la formación de la cadena humana, miembros de asociaciones proderechos humanos han leído sucesivamente un manifiesto en el que aseguran que "en los últimos años, el Ayuntamiento ha fomentado el conflicto vecinal y la alarma social en contra de nosotras, cerrándonos los espacios donde trabajar dignamente".

Las prostitutas acusan al Ayuntamiento de sus "condiciones de trabajo y de vida" y de convertirlas, "a los ojos de la sociedad, en las principales culpables de los fracasos" de sus políticas.

En la lectura del manifiesto, han hecho una llamada a las "mujeres políticas" porque aseguran que, con esta ordenanza, "añaden humillación al daño, al miedo y la impotencia que sentimos. Nos dan la espalda y nos sentimos utilizadas y abandonadas".

El único político que se ha salvado de las críticas de las prostitutas ha sido Inma Mayol, de ICV (tercera teniente de alcalde), a la que califican de "honesta" al "negarse a colaborar en este atentado contra nuestros derechos".

Los lemas que portaban las manifestantes, la mayoría de las cuales ocultaba su rostro tras máscaras de colores, coincidan con algunos de los exhibidos el pasado sábado durante la manifestación contra la ordenanza de civismo, "Prostitutas sin fronteras", "Sólo en la calle ejercemos libres y seguras", "Queremos espacios donde trabajar tranquilas y seguras" o "Queremos respuestas, no sanciones".

Una de las responsables de Ambit Dona, una de las plataformas organizadoras del acto, Marcela Torres, ha explicado a los medios que "la prostitución es una labor compleja y añeja, con una doble moral de fondo. Mientras ellas piden su regulación desde hace años, el Ayuntamiento busca su erradicación".