Bajo el lema "Por las víctimas, contra el terrorismo y por las libertades", la marcha, convocada por la Asociación Independiente de la Guardia Civil, partió de la plaza del Pilar y finalizó en la plaza de la avenida Cataluña, donde se encontraba la Comandancia de la Guardia Civil en cuyo interior murieron once personas, cinco de ellas niños, como consecuencia de un atentado de ETA.

El presidente nacional de la Asociación, Joaquín Parra Cerezo, explicó que se ha elegido Zaragoza para esta primera manifestación de guardias civiles en activo, precisamente porque "en esta ciudad tuvo lugar el atentado más brutal de ETA contra la Guardia Civil", por lo que "hemos querido realizar un homenaje a estas víctimas".

Aquel día, 11 de diciembre de 1987, tres etarras aparcaron junto a la casa cuartel de la Guardia Civil un coche cargado con 50 kilos de explosivo y como resultado de la explosión, que provocó el derrumbamiento del edificio, once personas fallecieron y 36 resultaron heridas de diversa gravedad.

Recordó que ese día de 1987 fue un "día trágico" en España, ya que además del atentado en Zaragoza, ETA asesinó en Guipúzcoa a un sargento de la Guardia Civil que estaba en su vehículo con su mujer y envió una carta-bomba a un policía nacional, que perdió las manos.

"Pedimos a los aragoneses que digan a los terroristas que esta es su tierra, que respeten su tierra y su voluntad y que no vengan aquí a hacer daño, porque los aragoneses no hacen daño a nadie", dijo Parra, quien agregó que "no se pueden canjear vidas humanas por culminar sus deseos".

Parra indicó que la ASIGC ha pedido apoyo para esta manifestación a numerosas asociaciones, partidos políticos y sindicatos, pero "nos han dejado solos" y "nuestro propósito era protagonizar, como guardias civiles que hemos padecido el terrorismo, una manifestación, ya que nunca lo habíamos hecho".

Parra opinó que "ante el terrorismo todos tenemos que estar unidos" y con esta manifestación "queríamos conciliar intereses", pero "parece que cada partido tiene su propia política en este asunto", subrayó.

Entre las personas que han participado en la marcha se encontraba José Antonio Fernández Fernández, padre de Irene Fernández Pereda, fallecida el 20 de agosto de 2000 en la explosión de un coche con bomba-lapa en la localidad oscense de Sallent de Gállego y que fue la primera mujer guardia civil muerta en atentado terrorista de ETA.

Aseguró sentirse "muy triste" a pesar de que han pasado cinco años y explicó que espera "que sean juzgados todos los asesinos, los de ella y los de todos los guardias civiles que han matado", y que cumplan íntegramente la pena.