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Universidad de Murcia | Carmen Pujante Decana de la Facultad de Letras

Carmen Pujante: "Queremos darle la importancia que creemos que tienen nuestras titulaciones"

"No podemos encerrarnos en nuestro despacho dedicándonos solo a gestionar o investigar. Dar clase es la mejor brújula para saber qué es lo que pasa más allá"

Carmen Pujante

Carmen Pujante / Juan Carlos Caval

Javier Vera

Javier Vera

Recientemente ha sido elegida decana de la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia. ¿Cuáles son sus primeras sensaciones tras el nombramiento?

Supongo que ha sido una reacción muy humana. Una mezcla de felicidad, pues era un propósito que mi equipo y yo nos habíamos marcado y hemos acabado consiguiendo, y también tengo que reconocer un poco de vértigo por la responsabilidad que conlleva el cargo. Me gustaría compartir también el agradecimiento al equipo decanal saliente, que no dejan de ser compañeros nuestros con quien llevamos años compartiendo y seguiremos trabajando.

¿Qué ideas tiene en mente para seguir hacer creciendo a la facultad?

La idea más novedosa es un cambio en la configuración del equipo para hacer corresponder los vicedecanatos con las coordinaciones de titulaciones. Queremos dar así la importancia que creemos tienen nuestras titulaciones, pues va a haber un coordinador que tendrá comunicación directa con el decanato. Creemos que va a agilizar el funcionamiento burocrático y administrativo de la facultad, y esa es otra de las principales apuestas. No es ningún secreto que todas las administraciones e instituciones públicas se mueven como mastodontes, con lentitud precisamente por todo lo relativo a la burocracia. Todo ello sin que las comisiones de cada titulación dejen de tener autonomía. También queremos seguir apostando por esas comisiones que han venido funcionando hasta ahora, como Cultura, Biblioteca, Internacionalización, Infraestructuras o Asuntos Económicos. A ellas hemos añadido dos nuevas, la de Transferencia e Innovación, pues queremos que toda la sociedad sea consciente de lo que hacemos; y la de Postgrado, para concentrar la gestión de unos másteres que nos gustaría renovar y adaptar a lo que demanda la sociedad. También queremos fortalecer ese sentimiento de comunidad que siempre hemos tenido pero que es hora de lucir un poco más, integrando además al Personal Técnico de Gestión, Administración y Servicios. Volver a entender que todos formamos parte de la Facultad de Letras.

Es licenciada tanto en Filología Hispánica como en Filología Francesa por la UMU. ¿Cómo recuerda esos años estudiantiles?

Suena a topicazo, pero creo que fueron los mejores años de mi vida. Recuerdo vivir esa etapa de la manera más intensa posible. De lunes a viernes estudiaba bastante, yo era bastante ‘empollona’ (risas), aunque los jueves universitarios eran sagrados, y los viernes me volvía a mi pueblo, San Javier, donde también trabajé para pagarme mis gastos. También asocio esos años con el año de Erasmus en París. Llevo desde los 18 años ligada la Facultad de Letras, y me siento realmente una testigo privilegiada del cambio que ha experimentado. En estos últimos 20 años se ha vivido una auténtica revolución, sobre todo a nivel informático y tecnológico. Todo ha cambiado, y eso no es ni bueno ni malo, simplemente ha cambiado, y es algo a lo que nos tenemos que adaptar.

¿Qué le llevó a dedicar su vida profesional a las letras?

Desde que tengo uso de razón quería ser profesora y bailarina, y cuando una llega a una edad se da cuenta de que hay puertas que hay que cerrar, en este caso la de la danza. Una vocación que se ha acabado convirtiendo en un sueño hecho realidad, y aunque esta no es siempre de color de rosa, pues profesores y profesoras también afrontamos etapas en las que llegamos a cuestionarnos nuestra vocación, enseguida te reconcilias con lo que te gusta y vuelves al aula con la máxima ilusión.

También es Doctora por la Universidad de Murcia con una tesis que se centró en la novela corta.

Fue un periodo no menos feliz que el de las licenciaturas, cuatro años también intensos en los que pude estudiar en Francia y Bélgica, lo que me sirvió como un segundo Erasmus. Muchas horas de estudio, pero sin duda un periodo que también asocio con quien fuera mi director de tesis, Manuel Martínez Arnaldos, quien falleció en el mes de mayo. Le añado entonces ese ‘plus’ de melancolía por así decir, de hecho, el pasado día 26 de octubre hizo 14 años de la defensa de una tesis que versaba sobre novela corta precisamente porque él era uno de los mayores especialistas en el género. Yo aporté una visión comparatista, en particular con la literatura francesa, la nouvelle, centrándome en mujeres escritoras.

¿Y su faceta como profesora, qué diría que le ha aportado hasta ahora?

Yo comencé a ejercer como profesora asociada en la Universidad de Murcia en 2011, y he ido pasando por todas las categorías profesionales hasta ser catedrática de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Para un profesor a veces es difícil delimitar qué forma parte de la vida personal y qué de la laboral, pero haciendo balance, mi intensidad docente es la misma, no ha decaído en ningún momento, y creo que dar clase es la mejor ancla, la mejor brújula para saber qué es lo que pasa más allá. No podemos estar encerrados en nuestro despacho dedicándonos únicamente a gestionar o investigar, que nos encanta, pero hay que ir más allá.

La expansión de la tecnología y las soluciones digitales ha abierto un mundo de oportunidades a muchas ramas del conocimiento. ¿Cómo se ‘actualiza’ la oferta de la Facultad de Letras para dar respuesta a los retos actuales?

Se acaba de diseñar un nuevo Plan de Estudios de Lenguas Modernas para nuestra facultad, veremos si finalmente se aprueba, en el que ya se contemplan asignaturas de humanidades digitales. En Letras, al igual que otra rama más allá de las Humanidades, necesitamos dar a conocer que también trabajamos con programas informáticos, bases de datos y, por qué no, también con drones.

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