Fiestas de primavera

Drag queens y espectáculos con fuego antes de reducir a la Sardina a cenizas en Murcia

Casi 90 carrozas repartieron más de 2,5 millones de regalos durante el gran desfile del Entierro, que culminó con la quema del catafalco de Pepe Yagües

Judit López Picazo

Judit López Picazo

«¡Qué suerte arder sobre el puente de nuestra Murcia querida!», concluyó el Testamento de Doña Sardina, quien «ya huele a espeto, sobre el Segura ensartada y en ceniza transformada». Pero no sin antes recorrer las calles de Murcia junto a casi un centenar de carrozas que repartieron más de 2,5 millones de regalos durante el gran desfile del Entierro de la Sardina.

Tras la abstinencia de la Cuaresma y la devoción de la Semana Santa, un grupo de estudiantes recorrieron las calles de Murcia cargando un féretro con una sardina y, con su quema, celebraron el levantamiento del ‘veto’ eclesiástico, hace ya 174 años. 

En esta ocasión, 88 carrozas conformaron el cortejo, que partió a las ocho y media de la tarde de la avenida de San Juan de la Cruz, y acompañó a Doña Sardina, encarnada este año por la presentadora Lidia Torrent, hasta la plaza Díez de Revenga, para poner el punto y final a las Fiestas de Primavera con la Quema del catafalco y un castillo de fuegos artificiales.

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Folclore e innovación

Miles de espectadores abarrotaron el recorrido del desfile, muchos de ellos con signos evidentes de veteranía o, al menos, de que no era su primer evento sardinero del año: los anillos y colgantes brillantes y, sobre todo, los pitos, gobernaban la ciudad desde hace ya un par de días, cuando los huertanos entregaron el relevo a los grupos sardineros tras la celebración del Bando

El desfile arrancó con muestras internacionales: la banda Fénix Marching Band, de México, y las Majorettes Palladio de Italia, llenaron de música y espectáculo las calles de la ciudad y, entre ellos, los cabezudos de Brotons, que se siguen sumando al cortejo año tras año. A partir de aquí, el folclore, la innovación y los espectáculos infantiles se fueron turnando para hacer su aparición a lo largo del pasacalles. 

El baile de los Diablos de litri, una arraigada tradición en España, se produjo en presencia de un grupo de los granaderos -armados cn cubiertos de mesa gigantes en mano- . A ellos les siguió la música de la charanga Los Festivos y continuó con la pandilla de Drilo el Cocodrilo, aporte del grupo de limpieza viaria PreZero, para deleite de los más pequeños. 

Los hachoneros, piezas clave en los festejos sardineros, marcharon antorchas en mano junto a la Sadrina, que desfiló en lo alto de su trono antes de que irrumpieran los personajes de la película animada Toy Story y un grupo de sardinas hinchables gigantes

Con los ojos iluminados y expulsando fuego por la boca, se presentó uno de los personajes más ilustres del desfile, el ‘Dragón de Conte’, del popular carrocista y pintor murciano Antonio González Conte. El dragón hizo su esperada aparición entre los trajes de plumas de las bailarinas de la comparsa Shambala y el ritmo de percusión de la batucada Bimbaloe. 

El fuego no quiso abandonar el espectáculo. Los cuatro elementos de la naturaleza aparecieron personificados en las diosas y sus respectivas carrozas, acompañadas por otros tres elementos que surcaron los cielos: nebulosa, átomo y electricidad, como parte del espectáculo ‘Elements’ de Brotons Cabalgatas. 

Un cortejo circense

Las artes se apoderaron entonces del desfile con la actuación de Morboria Teatro y una carroza que mostraba a un pintor en plena faena, al ritmo de la comparsa Blanca Sal de Torrevieja. Después, llegó el turno del universo cinematográfico de Tim Burton. Beetlejuice y el ladrón de la Navidad, entre otros, le dieron un punto macabro al cortejo de la mano de Pablo Mèndez Performances. 

Pero pronto el ambiente tomó un aire carnavalero con los espectáculos aéreos de la academia Dansé y números que incorporan fuego. Poco después, se retomó el teatro con los personajes de leyendas celtas que conforman el reparto de Lenda de Ale Hop Teatro Circo. 

No faltaron las muestras de danza de las academias murcianas: desde los abanicos y los trajes, como los del grupo musical Locomía de las bailarinas de Carmen Romero, hasta las toreras con peinatas gigantes a las espaldas de la escuela de Víctor Campos y el ritmo ochentero de los alumnos de Dance Center.

Los espectadores no sabían si echar la vista al suelo o al cielo con lo que parecía un baile de estrellas pero era, en realidad, el espectáculo Astria, amenizado por un cantante y dos violinistas, del grupo francés Planete Vapeur. Pero con la llegada de la carroza de Drag queens, las plumas, lentejuelas y colores vivos acapararon todas las miradas del público. 

El momento más esperado llegó tras la banda de música de Cehegín -el municipio de la llegada de la Sardina de este año- y el escudo del municipio: las 23 carrozas de los grupos sardineros cargadas con, literalmente, millones de regalos. Los dioses bajaron una vez más del Olimpo para repartir alegría, muñecos y bisutería con luces de colores, entre otros. Aunque, como siempre, las más codiciadas fueron las pelotas. Y, como siempre, la gente estalló en júbilo y ansia por conseguir parte del cargamento sardinero, que ha colmado a murcianos y turistas de anillos y collares luminosos. 

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