Sábado Santo

Murcia se arrodilla ante el Yacente, misterio más oscuro de la fe y señal de una esperanza radical

No hay madero en esta procesión, donde el sagrado cuerpo humano del Hijo de Dios reposa en un trono dorado que dista bastante de aquel sepulcro de Jerusalén

Ana Lucas

Ana Lucas

De San Juan de Dios, en Murcia partía este Sábado Santo un cortejo fúnebre, de luto blanco, para honrar al Santísimo Cristo Yacente. No hay madero en esta procesión, donde el sagrado cuerpo humano del Hijo de Dios reposa, a hombros de 26 estantes encapuchados y solemnes, en un trono dorado que dista bastante de aquel sepulcro que hoy en día se venera en Jerusalén

Antes de salir a la calle, fue velado en el interior de la iglesia, convertida en tanatorio o en casa, de esas en las que antes se montaban los velorios. 

Antes, otra procesión, la de La Caridad. No hay flores en el mundo que consuelen el dolor de la Madre, Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos, que salió con puntualidad del mismo templo del cual brotó el cortejo corinto una semana antes. Solo hay un paso en la austera primera procesión en el Sábado Santo de Murcia: esta Virgen, pálida y doliente, que se lleva las manos al pecho mientras llora.

Detrás del Yacente, la Madre. La imagen de Nuestra Señora de la Luz en su Soledad. Quédense con la luz. Que ya casi es Domingo de Resurrección.

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