Semana Santa 2025

Longinos cabalga con La Sangre en Murcia

Doce pasos, uno de ellos de estreno, desfilaron por las calles de la ciudad en el cortejo de Miércoles Santo organizado por la cofradía más añeja

Judit López Picazo

Judit López Picazo

La paz reinó en Murcia este Miércoles Santo como un paréntesis en mitad de la tormenta. La lluvia dio por fin tregua a los cortejos de Semana Santa y fue sustituida por un río ‘colorao’ que discurrió por el Puente de los Peligros e inundó las calles de la ciudad.

Los cofrades, ataviados de rojo y portando cruces negras recién restauradas, velas rojas y cetros plateados, partieron puntuales a las seis de la tarde de la Iglesia Arciprestal de Ntra. Sra. del Carmen, en pleno corazón del barrio del Carmen, en el día en que se conmemora la traición que es la antesala a la muerte del Salvador. Seguían los 12 pasos, entre ellos uno de estreno, de la procesión de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo al son de los tambores. 

La hermandad infantil antecedió al primer paso, hasta ahora el más reciente, ‘San Vicente Ferrer’, que salió al son del himno de Valencia, en honor a las raíces del santo, aunque en sí misma ya homenajea los orígenes de la Archicofradía más antigua de la ciudad y de toda la Diócesis de Cartagena, fundada en 1411. 

Seguidamente, desfilaron algunas de las escenas más representativas de los últimos días de Jesucristo, entre ellas, ‘El lavatorio’, cuyo cáliz es una réplica del que se encuentra en la Catedral de Valencia, y ‘La negación de San Pedro’, ambas transcurridas durante la Última Cena. 

‘El Cristo de las Penas’ procesionó en octavo lugar. El Mesías, con una cuerda atada al cuello, es arrastrado a su crucifixión en la última talla que le muestra aún con vida. Llegó entonces el turno de estrenar en las calles ‘La Sagrada lanzada’, obra de Antonio Bernal Redondo, que representa al soldado romano Longinos lanza en mano tras herir el costado de Cristo para certificar su muerte. Del cuerpo inerte del Mesías brotó sangre y agua y, así como el soldado atravesó el costado de Jesús, el amor de Dios lo atravesó a él y exclamó: «Verdaderamente, este era el hijo de Dios». 

Tras el nuevo paso ‘colorao’, le llegó el turno a ‘San Juan’ y ‘La Dolorosa’, que precedieron al titular, el ‘Santísimo Cristo de la Sangre’, obra de Nicolás de Bussy. Como un río que desemboca en el mar, la sangre del Salvador cae sobre la tinaja de un ángel en el broche de oro de una procesión en la que las raíces huertanas florecen en los tronos de las tallas y el sol instauró un clima primaveral. 

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