Patrimonio
El Casino de Torreagüera volverá a ser el centro de la vida social y cultural de la pedanía murciana
En la Junta de Gobierno de este viernes se aprobó la recuperación y protección del inmueble por su relevancia histórica y artística

Recibidor octogonal del Casino de Torreagüera. / A.M.
El Casino de Torreagüera es una especie de 'cápsula del tiempo'. Inaugurado en 1956 como sede del Círculo Agrícola, es uno de los pocos inmuebles sufragados por círculos agrarios que aún sigue en pie. Y lo que es más importante: es el único que se mantiene como en sus inicios. Es por esto que el Ayuntamiento de Murcia pedirá que el edificio se declare como bien catalogado. Pero aún más importante es que, así, "se protege un espacio emblemático que tiene un especial significado para los vecinos de Torreagüera, y que cuenta con un gran valor cultural, artístico e histórico", explica la concejala y vicealcaldesa Rebeca Pérez.
Con el inicio de este procedimiento, el Consistorio, a través de la concejalía de Fomento y Patrimonio, con Pérez a la cabeza, garantiza la protección del Casino, así como su recuperación. El objetivo principal es devolverle al lugar el protagonismo que tuvo antaño como centro de la vida social y cultural de Torreagüera. De hecho, los vecinos de la localidad recogieron el año pasado más de mil firmas de puño y letra para evitar su demolición, a través de la Plataforma en Defensa del Casino de Torreagüera.
Un pasado con vistas al futuro
Como detalla Rebeca Pérez, esta infraestructura es el único ejemplo de arquitectura racionalista del movimiento moderno que mantiene hasta hoy su construcción y diseño originales. Todavía conserva las formas, decoración, zócalos y suelos que lo conformaron desde su nacimiento.
El edificio, que cuenta con dos plantas y 630 m², alberga varias singularidades. Entre ellas, destacan un recibidor octogonal y una escalera de gran porte, que se abre en dos para acceder al salón de baile y abrazando el escenario de la planta superior.
Construido en estilo ecléctico-racionalista, aúna un estilo austero con un diseño con vistas al futuro, que se reflejan en elementos como los grandes ventanales en fachadas y espacios. También presenta pequeños toques tipo Art Decó en sus carpinterías y decoración moldurada del interior, así como la recreación de sillares en el mirador de fachada. Y se destaca un toque clásico gracias al pórtico y al recibidor octogonal con columnas, donde arranca una escalera señorial. Con todo, constituye un gran ejemplo del movimiento arquitectónico moderno europeo en la Región.
Todos estos elementos externos e internos, así como el diseño estructural y decorativo, son los que justifican la catalogación del inmueble por su relevancia cultural. Así lo determinan los análisis llevados a cabo por los técnicos municipales en las numerosas visitas de inspección al lugar.
A pesar de que en la década de los noventa se derribó una parte del conjunto arquitectónico y en su lugar se construyó un nuevo edificio, la parte que aún se conserva es la parte noble del edificio original y el más emblemático. Con esta protección se pretende devolverle su esencia originaria. Y es que, más allá de ser el centro cultural de la pedanía de Torreagüera, en el momento de su construcción ya se proyectó como un espacio lúdico para promover la convivencia y el desarrollo social.
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