Universidad de Murcia | Claudia García Investigadora y doctoranda de la UMU

"El valor que una sociedad otorga a la ciencia habla de su cultura"

La joven investigadora ha ganado el Premio de Divulgación sobre Medicina y Salud Fundación Lilly - The Conversation

Claudia García, investigadora y doctoranda de la Universidad de Murcia.

Claudia García, investigadora y doctoranda de la Universidad de Murcia. / Inma G. Pardo

Javier Vera

Javier Vera

El amor y una sensibilidad especial por los animales desde su infancia le llevaron a orientar sus estudios universitarios hacia un Grado en Veterinaria que obtuvo en 2021 con la mejor nota media de expediente de su promoción. Sus inquietudes y un sobresaliente curriculum académico le permitieron desarrollar una actividad formativa e investigadora dentro de la Unidad de Ritmo Circadiano y Cáncer del Grupo de Fisiología, Nutrición y Cronobiología de la UMU, donde «descubrió» el asombroso campo de los ritmos circadianos.

En la actualidad, gracias a una ayuda predoctoral otorgada por la Asociación Española Contra el Cáncer, lleva a cabo una interesante investigación sobre la cronodisrupción o ruptura de los ritmos circadianos y su relación con la enfermedad hepática temprana y el cáncer.

Claudia García es un magnífico ejemplo de que la ciencia, cuando se trata con pasión, no tiene límites.

¿Cómo se puede hacer de la divulgación científica algo fluido y ameno atendiendo a lo complejo de alguno de los temas tratados?

En mi opinión, es cuestión de crear empatía entre el ciudadano no experto y lo que se está contando, de realmente conectar con él a través de imágenes, descripciones o referencias que le puedan ser cercanas o muy llamativas. Decía el científico Galileo Galilei que «todas las verdades son fáciles de comprender una vez que se descubren. El asunto es descubrirlas». Precisamente de eso trata la divulgación: tendremos que renunciar a buena parte del contenido y a todo tipo de tecnicismos, pero si en la sociedad con falta de tiempo en la que vivimos conseguimos que alguien nos dedique el suyo leyendo o escuchando ciencia, entonces habremos conseguido nuestro objetivo.

¿Cree que la sociedad subestima la importancia de los ritmos circadianos?

Creo que más que subestimar, se trata de una cuestión de desconocimiento y que, por lo general, el saber que se tiene sobre este tema es ambiguo e inexacto. Las personas se sienten fascinadas cuando les explicamos que estamos llenos de relojes internos que miden nuestro tiempo, que se comunican con el medio y se coordinan con él para hacernos funcionar de la manera más pertinente para nuestra salud. Esta cierta dependencia del medio exterior nos hace vulnerables a los cambios externos, nos conecta con lo que pasa fuera y también nos hace responsables del entorno y de los hábitos circadianos de vida que decidamos tomar. Cuando se entiende esto se comprende la magnitud de su importancia.

La «estructura narrativa y el uso de ingeniosos recursos literarios» fueron algunos de los motivos destacados por el jurado de la segunda edición de los Premios de Divulgación sobre Medicina y Salud Fundación Lilly-The Conversation para premiar su artículo divulgativo Luz, arquitecta de vida. La ciencia no tiene por qué estar reñida con el arte y la literatura, ¿no? ¿Cuál es su relación con el ámbito artístico?

Claro que no. En ese artículo, titulado ‘Luz, arquitecta de la vida’, quería reflejar esencialmente esta idea. La luz es el principal sincronizador de los ritmos circadianos, pero esa misma luz existe y es importante no solo para la salud circadiana, sino también para la pintura impresionista, o en la simbología de las cavernas platónicas. Y, lo que es más, es importante para todos los seres vivos que sin ser conscientes ordenan sus acciones y su vida entorno a ella. La luz, como la ciencia, está presente en todas partes. Mi formación artística está principalmente ligada al mundo de la música. Cursé estudios oficiales de interpretación en piano, y comprender la intensidad de ese otro lenguaje universal que es la música ha hecho que tenga siempre muy presente este arte al querer comunicar sobre ritmos (circadianos).

¿Qué le diría a aquellos que creen que la ciencia no es cultura?

Que el valor que una sociedad otorga a la ciencia habla de su cultura como civilización. Les pediría, también, que meditasen de partida lo erróneo que es el concepto de considerar ciencias y humanidades como dos entidades separadas. A menudo, tendemos a pensar que la cultura engloba solamente aquello que es por descripción una disciplina artística, pero lo cierto es que la ciencia también habla de las geometrías, de las formas, del universo o de los ritmos, o trata de responder, en contacto estrecho con la filosofía, a preguntas universales que se derivan de la observación. Quizás haya calado una idea algo deshumanizada de la ciencia, por eso necesitamos hermanar todo el conocimiento disponible sin distinción.

¿Se ha encontrado hasta la fecha con algún problema en el ámbito de la investigación por el simple hecho de ser mujer?

A nivel personal he de decir que no. Sin embargo, sí puedo percibir la dificultad añadida que supone ser mujer y llegar a consolidarse en puestos de responsabilidad o liderazgo como investigadora en etapas más tardías de la carrera científica.

¿Ofrece la Universidad de Murcia un entorno atractivo para quienes deciden iniciarse en la investigación?

La Universidad de Murcia cumple con el propósito de ser un centro abierto a la colaboración, la retroalimentación y las oportunidades de desarrollo y crecimiento que, junto al apoyo de otras entidades o centros permite construir una red más segura para el desarrollo de nuestra actividad investigadora. Sin embargo, es inevitable mencionar la precariedad y falta de recursos a los que los jóvenes investigadores tenemos que hacer frente en general en todo el territorio español, máxime cuando el esfuerzo, sacrificio y dedicación que invertimos en estas etapas se traduce en un fuerte compromiso personal de contribución a la sociedad.