Limpiar la casa, comprar y preparar la comida, gestionar el presupuesto familiar, cuidar y criar a los hijos, supervisar las tareas del hogar, educar y formar en hábitos e higiene. Éstos son sólo algunos ejemplos de la interminable lista de tareas que desarrolla un ama de casa, un trabajo no remunerado y sin horarios al que se dedican cientos de miles de murcianas y en el que cada vez tiene una mayor presencia el hombre.

Hoy, 9 de octubre, se conmemora el Día Internacional del Ama de Casa, un término que muta y se va adaptando a los nuevos modelos de la sociedad. Con motivo de esta efeméride, La Opinión reúne a cuatro amas de casa para analizar con ellos cómo ha evolucionado esta figura con el paso de los años y cuáles son los retos y demandas a los que se enfrentan.

Inmaculada Puerto tiene 76 años y aunque ahora vive sola sigue encargándose y recibiendo en casa a hijos y nietos; Berni Castaño, de 56 años, es un maestro y funcionario de Correos jubilado que a la fuerza tuvo que aprender a desenvolverse en el hogar después de separarse; José Rives, de 27 años y técnico jurídico, comparte piso en Murcia con otra compañera desde que se mudó desde Cartagena por sus estudios con sólo 17 años; y Piedad Guillén, de 42 años, es licenciada en Periodismo y también trabaja, tanto dentro como fuera de casa.

Aunque la diferencia de edad y de generación es más que evidente en sus vivencias y experiencias personales como amos de casa, todos comparten la misma idea de que el papel del ama de casa ha cambiado y cada vez más se busca la "corresponsabilidad" dentro del hogar para implicar a todos sus miembros de la familia o del núcleo de convivencia.

"Soy ama de casa desde hace casi 40 años y el papel que se desarrolla ahora no es el mismo que entonces, cuando la mujer sólo se dedicaba a los quehaceres de la casa y prácticamente no salía", explica Inmaculada Puerto, quien insiste en que "ahora la mujer está liberada y trabaja fuera, y aunque sea exclusivamente ama de casa, va donde quiere, cuenta con asociaciones, clubes y centros".

Su compañero de mesa durante el café que comparten, Berni Castaño, dice que "siempre he pensado que la igualdad entre hombre y mujer se logrará cuando se hable en un término común, cuando se hable de persona".

Este jubilado de 65 años se separó de su mujer con 55 y aunque asegura que antes compartían las tareas, también reconoce que al vivir solo tuvo que aprender muchas cosas a las que nunca se había enfrentado.

Entre risas reconoce que si tuviera que renunciar a alguna tarea sería la plancha, algo que detesta y en lo que coincide con José Rives, quien tampoco se define como un amante de la plancha.

Rives se organiza en casa repartiendo las tareas con su compañera y cree que en estos casos "hay que hablar de corresponsabilidad, no de amas o amos de casa, ya que es fundamental que las dos partes se impliquen".

Cree que hace años si el hombre hacía algo en casa o ‘ayudaba’ era porque él mismo había elegido una tarea, "pero ahora estamos por el reparto de tareas porque es cosa de ambos, ahora los dos trabajan fuera y tienen una vida más allá de las tareas del hogar y su vida profesional", explica este técnico jurídico.

"Al final siempre hay que llegar a pactos", señala Piedad Guillén. Ella suele teletrabajar muchos días y "eso me permite compaginar el trabajo de casa con el de fuera, pero eso no quiere decir que todo recaiga sobre mí. Hay que repartirse y si, por ejemplo, yo cocino, él se encarga de recoger".

Los últimos datos de la EPA son tajantes y recogen que las mujeres que se dedican en exclusiva a las labores domésticas han bajado de los 3 millones, lo que supone un descenso del 40% en los últimos 20 años.

24 horas los siete días

Los cuatros coinciden, cada uno desde su situación particular, en que el trabajo del ama de casa está muy poco valorado, ya que en muchas ocasiones es una labor que no se ve y en la que no hay horarios ni días de vacaciones.

"¿Qué día no comes, no te vistes o no haces la cama?", se pregunta José Rives. A lo que Inmaculada Puerto añade que "el trabajo de ama de casa no tiene horarios ni vacaciones, lo mismo estás planchando a media tarde que poniendo lavadoras o preparando comida para otro día pasadas las doce de la noche".

Según el INE, el tiempo que se dedica al trabajo no remunerado en los hogares es un 30 por ciento superior al que se emplea en desarrollar un trabajo remunerado.

Por ello, estos ciudadanos consideran fundamental que haya un cambio de regulación y que se reconozca el papel que juegan las amas de casa, con cotizaciones incluso a la Seguridad Social, como ocurre en otros países europeos, como es el caso de Francia.

"Hay que buscar la fórmula de lograr que el sistema garantice una pensión a aquellas personas que se han pasado la vida trabajando en su hogar y cuidando de su familia, no se puede permitir que llegada la vejez se queden sin nada y opten únicamente a una pensión no contributiva", insiste Berni Castaño.

Así lo manifiesta también Piedad Guillén, quien cree que se debería plantear la protección de la figura del ama de casa, a lo que José Rives añade que también debería buscarse la manera de formar a la población en tareas del hogar, ya que en muchas ocasiones se enfrentan a ellas sin saber muy bien qué se hace en cada momento.

Además, sostiene que "la mayoría de la sociedad está abocada a ser ama de casa en algún momento de su vida, ya sea en un momento puntual en el que se ha quedado sin trabajo remunerado y asume ese papel de responsable del hogar o cuando se llega a la jubilación" y se terminan asumiendo a diario labores que quizá antes se tenían más descuidadas.

Expertos en economía

Lejos de lo que pueda pensarse, un ama de casa debe estar preparada para afrontar distintos frentes. Debe saber de economía para gestionar el presupuesto familiar, de educación y psicología para acompañar en el desarrollo a sus hijos, de gestión de residuos, de nutrición.

"Para llevar una casa tienes que saber de economía", insiste Guillén, quien explica que "no es lo mismo comprar una pechuga de pollo, a un precio mayor, que un pollo entero a menor precio y aprovechar el caparazón para un caldo, los muslos para un asado o guiso y la pechuga para hacerla a la plancha". Son cuestiones que tienen en cuenta quien está a diario al frente de un hogar.

Y "si no sabes llevar la economía del hogar eres capaz de arruinar a tu familia", apostilla Rives.

Para conocer todos los entresijos que supone el llevar una casa adelante tienen un papel fundamental las asociaciones de amas de casa, donde se ofrecen cursos, charlas y formación en aspectos muy variados.

Inmaculada Puerto recuerda que hace unos días acudió a una charla sobre el repunte de enfermedades alimentarias y pudo conocer qué hacer y qué no hacer a la hora de cocinar para evitar intoxicaciones. Mientras que José Rives señala que también se han organizado varias actividades por los continuos aumentos de la tarifa de la luz en los que se enseña a las amas de casa cómo funcionan los precios, los recibos y qué hacer para ahorrar cada mes en la factura para que la economía familiar se vea lo menos resentida posible.

Piedad Guillén recomienda que "quien tenga tiempo libre se implique, acuda a los encuentros, se asocie, ya que en estas asociaciones y en la federación se da información de mucha utilidad para aplicar en el día a día".

Y aunque las tareas que realizan las amas de casa no aparecen en las estadísticas, sí que tienen un valor económico, valor que aún no se ha reconocido.