Más de medio centenar de panteones, mausoleos, sepulcros y rejas del Cementerio Municipal de Nuestro Padre Jesús de Espinardo serán protegidos por Cultura dado su valor histórico y patrimonial.

Así lo ha decidido la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma, que esta misma semana decidía iniciar el procedimiento para declarar como Bien Catalogado un conjunto de construcciones de este camposanto, que comenzó a funcionar como cementerio municipal de Murcia en el año 1887 al quedar pequeño el que existía en la Puerta de Orihuela.

En un primer informe, Cultura ha realizado una selección de hasta 54 construcciones, consideradas las más relevantes del cementerio de Espinardo y que sirvieron de modelo para el resto de inmuebles funerarios que se fueron levantando en esta zona con posterioridad.

Al iniciarse el procedimiento de protección como bien catalogado, una figura inferior al BIC (bien de interés cultural), desde la Consejería se avisa a los titulares de los panteones, mausoleos y sepulcros afectados por esta nueva catalogación de que «deberán conservar, custodiar y proteger los bienes, asegurando su integridad y evitando su destrucción o deterioro, conforme a lo dispuesto en el artículo 8, apartado 2 de la Ley 4/2007».

Además, como medida provisional deberán solicitar autorización a Patrimonio Cultural en el caso de que quieran llevar a cabo en ellos cualquier intervención, excluyendo los casos de inhumación, exhumación, traslados y reducción de restos.

El informe de la Dirección General recoge que el Cementerio de Nuestro Padre Jesús de Murcia es un lugar que ha llamado la atención de numerosos profesionales de campos tan diversos como son arquitectos, historiadores, filósofos y antropólogos.

Edificaciones destacables. Ana García

Ciudad de los muertos

El cementerio propuesto por el arquitecto municipal Rodolfo Ibáñez Fernández se planteó como una ciudad de los muertos, reproduciendo el esquema urbano de calles, plazas, edificaciones y red de saneamiento. Está distribuido en dos ejes principales perpendiculares en cuyo cruce se planteó la construcción de una gran plaza en la que se levantaría una capilla, sobre un espacio elevado. Esa capilla contaría con una cripta destinada al enterramiento de murcianos ilustres, aunque jamás se llegó a construir y hoy en día sólo existe una pequeña capilla anexa a los pabellones que hay en la entrada.

La mayor parte de los panteones que hoy existen en el cementerio de Espinardo se construyeron a finales del siglo XIX, pero los que se ha decidido proteger corresponden a los inicios del camposanto, grandes construcciones que se encuentran en su mayoría muy bien conservadas. En esas parcelas destinadas a panteones familiares también se comenzaron a construir criptas con nichos, registrándose hasta 16 parcelas con excavaciones para este fin ya en el año 1887.