La Opinión de Murcia

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Otro derrumbe en el centro histórico

Vecinos alertaron ayer de nuevos desprendimientos de cascotes en un bloque de la céntrica calle Jabonerías

Vista del edificio abandonado desde la azotea de un edifico anexo. | JUAN CARLOS CAVAL

Tras un primer derrumbe, si no se actúa, parece lógico que tarde o temprano llegue otro. Y otro. Hasta que el edificio caiga por completo. Es lo que está ocurriendo con un inmueble situado en pleno centro histórico de la ciudad de Murcia, en la calle Jabonerías, donde se ubicaba en el pasado la Imprenta Nogués.

Bomberos del Ayuntamiento de Murcia tuvieron que intervenir ayer para solucionar el desprendimiento de cascotes que se produjeron desde el segundo piso de este edificio.

El suceso tuvo lugar pasadas las 19 horas, cuando el Centro de Coordinación de Emergencias ‘1-1-2’ recibió el aviso de que había desprendimientos y que se veía humo desde el patio interior.

Al lugar acudieron tres camiones de Bomberos (un primera salida, un media salida y un vehículo de inspección) con once efectivos para comprobar qué estaba pasando, según informaron a fuentes del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS).

La historia se repite. En verano del año pasado los propietarios de inmuebles cercanos ya alertaron de que el edificio se estaba «desmoronando», por lo que avisaron a Emergencias tras unos primeros desprendimientos: «Se está desmoronando entero, y en los últimos años se están hundiendo los techos, pero el Ayuntamiento no quiere declarar la ruina total».

"Se está desmoronando entero, y en los últimos años se están hundiendo los techos", advierten propietarios de inmuebles cercanos

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Desde el Consistorio ya informaron entonces que este inmueble tiene un grado de protección 2 en el Plan Especial del Conjunto Histórico (PECHA), lo que significa que no puede derribarse. Sólo se podría proceder al derribo si contara con una Declaración de Ruina Total, tanto técnica como económica, pero no dispone de ella, informan fuentes municipales a esta Redacción el pasado mes de septiembre, cuando el edificio tenía abiertos dos expedientes, uno de ruina parcial y otro de apuntalamiento de la estructura, pero en cualquier caso, no se contemplaba el derribo «porque es un edificio protegido, no tiene declarada la ruina total y se debe preservar las estructuras básicas, como la fachada».

Los técnicos municipales concluyeron hace un año que no se podía establecer la declaración de ruina total y que sólo era necesario apuntalar «este bien que es patrimonio de todos».

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