La Opinión de Murcia

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Romería

Dos años después, la Fuensanta ya está en el monte

La Morenica volvió ayer al santuario del monte tras pasar la pandemia en la Catedral - "Por fin no hay que parar a la Virgen para que pase el tren", decía una vecina de Los Garres

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Así ha sido el regreso de la Virgen de la Fuensanta a su monasterio en Algezares Israel Sánchez

La virgen de la Fuensanta volvió ayer al santuario de Algezares. Arropada por cientos de fieles, la Morenica atravesó Murcia por primera vez en dos años para subir al monte y completar la primera romería desde el estallido de la pandemia. 

Sobre las siete de la mañana, la imagen inició un camino que tuvo su primera parada en la Iglesia del Carmen. Poco después, La Morenica recuperó su camino tradicional: cruzó Torre de Romo y llegó a Santiago El Mayor. Fue uno de los momentos más celebrados de la jornada. «Por fin no hay que parar a la Virgen para que pase el tren», decía una vecina de Los Garres que estuvo «al pie del cañón» durante las protestas diarias en las vías: «No me perdí ni un solo día, las pasamos putas y no se nos puede olvidar la dura lucha que nos ha llevado a conseguir el soterramiento»

Al lado, a un trío de mujeres jubiladas se les torcía el gesto al hablar del parón pandémico, los dos años que la imagen ha permanecido en la Catedral: «Han sido los dos únicos años de mi vida en que no he visto la romería -decía una, emocionada-, y llevaba esperando este momento durante meses». Su acompañante recordaba el sobrenombre de la marcha de ayer, ‘la romería de los señoritos’: «Es el único de los cuatro días en que sale la Virgen que no es festivo, por eso solo han podido ir toda la vida los señoritos, aunque yo me lo pedía libre siempre en el trabajo». 

La romería, a su paso por la plaza de Belluga. Israel Sánchez

«La llevan rapidísimo»

El nerviosismo flotaba alrededor de la Virgen. Durante los primeros kilómetros de la marcha, varios asistentes se sorprendían de la velocidad de la comitiva. «La llevan rapidísimo, parece que tuvieran prisa», decía, agobiado, un adolescente a punto de tropezar con un bordillo. 

En las aceras, decenas de ancianos apoyaban las barbillas en sus bastones. Al paso de La Morenica, los labios les temblaban. 

El nuevo manto dorado de la Virgen causó sensación. «Está preciosa», susurraba una pareja de fieles al borde de las lágrimas. Al poco, separaban sus brazos y estallaban en aplausos.  

El parón pandémico no trajo ninguna modificación sustancial en lo referente al envoltorio de la romería. Hubo guardias civiles con tricornio y camisas forradas de placas, bebés lacrimosos alzados como trofeos, murmullos, vítores y encuentros entre caballeros de la Fuensanta: postadolescentes rondando el trono con camisas blancas y antojos de barba recibiendo palmadas de aprobación por parte de veteranos en camisa blanca y barbas cerradas. Tampoco faltaron los «¡guapa, guapa y guapa!», salteados con oleadas de aplausos cada vez que la imagen detenía su marcha. 

Encuentro de la virgen de Loreto, patrona de Algezares, y La Fuensanta en el puente del Reguerón. L.O.

Reunión en el Reguerón

El paso por la zona soterrada de Santiago el Mayor y el nuevo manto no fueron las únicas novedades que trajo la romería. A propuesta de la junta municipal de Algezares, la Fuensanta se encontró en el puente del Regerón con la patrona de la pedanía, la virgen de Loreto.

 Juntas, y acompañadas por una banda de música, las imágenes atravesaron las calles de Algezares. Al llegar al término de la localidad, sus caminos se separaron. Entonces, La Morenica completó los metros que la separaban de su santuario en el monte y cerró el círculo dos años después. Allí se podrá visitar hasta septiembre, cuando volverá a Murcia, quién sabe si recuperando la frecuencia habitual de sus cuatro romerías anuales.

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