De rojo brillante, dorado, en tonos verdes, azules, fucsia y plateado, los sardineros llenaban ayer de color las calles de Murcia representando a los dioses del Olimpo para ir calentando el ambiente de cara al Gran Desfile del Entierro de la Sardina que se viviría horas más tarde, ya por la noche, una cita que volvió a llenar de ilusión y fantasía la capital de la Región en el tramo final de las Fiestas de Primavera.
Momentos antes de que arrancara a media mañana el Desfile de Doña Sardina, figura que este año encarna la empresaria Paloma Jáudenes, sardineros y hachoneros abarrotaban las calles del centro de la ciudad acompañados de charangas y batucadas, que animaban con música una mañana de sábado primaveral que fue cogiendo temperatura.
Los sardineros de Odín por Gran Vía, los miembros de Neptuno por la calle Madre de Dios y Aquiles en Puxmarina. Los pasacalles se mezclaban con los viandantes mientras repartían regalos a grandes y pequeños para desembocar todos en la plaza Belluga, desde donde estaba previsto que saliera el Desfile de Doña Sardina. Frente a la Catedral los miembros de Baco se resguardaban del fuerte sol bajo la sombra de la fachada del Palacio Consistorial a la vez que la batucada Pressinto amenizaba y ponía a bailar a los asistentes.
Las ganas de disfrutar de nuevo de las fiestas era patente, con miles de personas congregadas durante todo el recorrido y haciendo tiempo con cervezas y refrescos en la mano.
Los muñecos Big Dancer de Cádiz abrieron el desfile dejando boquiabiertos a los más pequeños. Tras ellos un grupo de Bolivia ponían en escena una simpática coreografía que el público intentaba inmortalizar teléfono en mano y tras ellos la Gran Sardina apuraba sus últimas horas antes de la quema totalmente afónica, muestra de lo que fue la noche del testamento.
Jáudenes afirma que necesitará varios días tras las fiestas para digerir todo lo que está viviendo estos días en Murcia. «Estoy feliz, completamente afónica, pero feliz de ver la cara de ilusión de los niños cuando les das un regalo. Eso es lo más grande», señalaba.
Unos metros más atrás, mezclado entre los sardineros, también disfrutó de la mañana de fiesta del sábado el Gran Pez, el empresario Rafael Fuentes, quien integrado en el grupo Apolo reconocía que «todo está siendo muy intenso, es un día de muchas emociones», y coincidía con Doña Sardina en que «ver la cara de los niños es la mejor sensación».
Los 23 grupos sardineros lo dieron todo durante la mañana para dejar con ganas de más a los murcianos y visitantes que llenaban las calles Salzillo, Trapería, Santo Domingo, Alfonso X y hasta llegar a la Circular. Miles de personas entre las que los agentes de la Policía Local iban abriendo paso unos metros por delante de la cabeza del desfile para que todo discurriera sin incidentes.
Alfonso X se coronó como el lugar por excelencia para disfrutar de música, desfiles y aperitivo, ya que el público aprovechó las barras que muchos locales sacaron a la calle para hacer un alto en el camino y reponer fuerzas.
Entre los integrantes del desfile también disfrutó del ambiente, vestido completamente de blanco nacarado, Diego Avilés, presidente de la Junta de Distrito Murcia Centro-Oeste, el barrio que este año ha recibido a la Sardina y ha servido de anfitrión. Emocionado, Avilés explicaba que siempre ha vivido el día del Entierro de la Sardina con una gran ilusión y recuerda que cuando era niño, al regresar a casa, jugaba en el pasillo a ser sardinero y repartir todos los regalos que había recogido en el desfile. «Por lo que hoy, ese sueño se hace realidad», apuntaba.
Ilusión y fantasía que durante la noche tomaron las calles de la capital poniendo en escena imágenes y representaciones con las que dejar atrás, por unas horas, lo vivido en los últimos dos años de pandemia, recuperando en parte esa normalidad tan anhelada.