La Opinión de Murcia

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Social

Un catafalco para su hermano con autismo

El actor y cómico murciano, Salva Riquelme, realiza todos los años, a pequeña escala, su propia Quema de la Sardina

Salva Riquelme, junto al catafalco que ha realizado este año

Salva Riquelme vive en el barrio del Carmen, tiene 28 años, es actor, cómico y pedagogo teatral en la Asociación Cultural La Luz de la Verbena y en algunos centros educativos, y tiene una afición arraigada en una de las fiestas más grandes de la ciudad de Murcia: diseña y construye catafalcos artesanales del Entierro de la Sardina. Los hace cada año desde que tiene uso de razón, desde que, con solo unos pocos años, se enamoró, como tantos otros murcianos, de una fiesta que llama directamente y sobre todo al corazón de los más pequeños.

Riquelme sostiene que sus padres, cuando él era solo un niño, le dieron el mejor regalo que podían hacerle: plastilina, cartón y unas tijeras. “Y me pasó lo típico que le pasa a todos los niños que ven el desfile y viven las Fiestas de Primavera, que me sorprendió mucho, tanto, que sentí la necesidad de recrear lo que veía”, señala este joven murciano, que recuerda que al principio formaba las carrozas con plastilina “hasta que llegó un día en que me vine tan arriba que hacía el catafalco y lo quemaba, nada peligroso, era muy chiquitín, pero debo decir que el primero que hice no ardió sino que lo ahogué con la ducha”, comenta entre risas.

El catafalco de este año, durante su elaboración L.O.

Además de su amor por el Entierro de la Sardina, a Riquelme le empuja otra razón para hacer lo que hace. “Cuando tenía cuatro años nació mi hermano Sergio, con autismo, por lo que a él el tema de las aglomeraciones y de la pirotecnia que se emplea, por su condición, siempre le ha costado”, explica Riquelme, que sostiene que “con esto que yo hacía, pues era una forma de que él pudiera ver este tipo de cosas, aunque sea en pequeñito”. Explica que su hermano tiene una clase de autismo leve, por lo que puede comunicarse sin problemas con él, pero asegura que este trastorno es algo muy complicado, cada persona lo vive de una manera distinta. Ahora mismo, explica, Sergio está viviendo una etapa muy social, “tiene una pandilla de amigos, y novia”, señala.

Hace unos años, gracias a la modificación del recorrido del desfile, la familia Riquelme puede ver pasar las carrozas con solo asomarse al balcón de su vivienda en el barrio del Carmen, cerca de la orilla del río Segura; “pero la quema no la puede ver”, indica el actor murciano, que este año también está trabajando en el catafalco sardinero. “He visto el de verdad, y tengo que decir que se le parece mucho, está muy logrado”, afirma divertido.

Salva Riquelme, de niño, junto a su hermano recreando su particular Entierro de la Sardina L.O.

“Ahora me dedico a las artes escénicas y aunque sigo haciendo cosas de artes plásticas para las obras de teatro, no es como antes, así que en cuanto tengo algo de tiempo libre me gusta dedicarlo a hacer esas miniaturas y volver a ser niño; además de ser una actividad que me relaja y me ayuda a desconectar, es una forma que tengo de homenajear al niño que todos llevamos dentro”, explica Salva.

Le preocupa encontrar un lugar adecuado para pode efectuar la pequeña quema de la sardina. “No sé si tendré que buscar algún tipo de permiso, pero buscaremos un descampado para poder hacer la quema”.

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