En la Batalla de las Flores nadie pierde, porque nadie lucha. No hay dolor ni hay contienda: solo hay sonrisas y Primavera. Con mayúsculas. La que ha vencido a las adversidades, la que en Murcia se celebra desde el Domingo de Resurrección en el que Cristo venció a la muerte. La comitiva florida y festiva que este jueves por la tarde recorría la ciudad, por sus arterias más céntricas, hacía las delicias de los viandantes, que alzaban sus móviles para inmortalizar cada instante. Y a cada personaje, como salido de un cuento de hadas.
No cabía un alma en Alfonso X para presenciar el cortejo, que abrían majorettes cubiertas de purpurina y unos sombrereros de época, con bastón incluido. Ataviados en rosa, verde y azul pastel, y decorados en flores en sí mismos, anunciaban la buena nueva que se avecinaba, justo delante de un hinchable que simulaba eso, flores.
A continuación, ranas verdes danzaban al son de música moderna que casi hace estallar el altavoz desde el cual se emitía. Y junto a ellas, jóvenes de negro con sombrero de ala y, otra vez, muchas flores.
Aunque este miércoles se frustró, por culpa de la lluvia, la decoración de las carrozas, prevista como un acontecimiento en sí, estos vistosos tronos de cartón piedra han sido finalmente engalanados, vestidos de domingo en un jueves, teñidos de todos los colores del espectro conocido.
Humanos que parecían raíces atestadas de flores. Flores sembradas sobre plataformas. Adolescentes patinadoras coronadas de flores. Desfilaron son solera tunos, huertanos y sardineros, porque ellos dan forma a la estación de las flores en este municipio. La huerta y la murcianía están en la calle y sienten orgullo de sí mismas. “No han dado chuches”, se lamentaba una niña, vestida con el refajo de huertana, a la altura de Santo Domingo. Y en él Romea, mientras, una charanga toca ‘A mi manera’, con el sonido añadido de los pitos: porque hoy también llega la Sardina.
