La Opinión de Murcia

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Semana Santa

Vuelven las procesiones a Murcia: el Amparo ya tiñe de azul las calles

El Cristo de Salzillo, crucificado sobre un montículo de flores, es el protagonista de la primera procesión de la Semana Santa murciana, que parte de San Nicolás con fervor | Jesús del Gran Poder estrena corona y llora por uno de sus estantes

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Profesión del Cristo del Amparo y Viernes de Dolores Juan Carlos Caval

El Santísimo Cristo del Amparo, crucificado sobre un montículo de rosas azules, entre las que sobresalía una corona de espinas, fue el protagonista de la procesión del Viernes de Dolores por la tarde, la primera de la Semana Santa murciana, que partía del templo de San Nicolás, en la plaza del mismo nombre, para gozo de vecinos y visitantes. 

Cuando la talla, atribuida a Salzillo, cruzó el dintel de la parroquia, sonaron los acordes del himno de España y sonó más de una lágrima de emoción.

A las siete en punto de la tarde, un repicar de campanas que duró varios minutos anunciaba lo que estaba por venir. Un reguero de nazarenos azules se dispersaba aún por la plaza y calles aledañas, buscando su sitio. La banda comenzó a tocar acordes sacros, al son de las campanas, que continuaban, fervorosas. Hacía tiempo que no se recibía una Semana Santa con tanta gana. La Agrupación de Tambores y Cornetas Virgen de Los Llanos, patrona de Albacete, fue la primera en desfilar. En la calle San Nicolás, los niños ondeaban al aire sus bolsas de plástico, aún vacías, pero listas para llenarse en breve de dulces, monas y huevos. «Mira, ese está gordo», decía un zagal a otro, mirando el buche de un nazareno.

‘La Sagrada Flagelación’, a su paso por la calle San Nicolás

‘La Sagrada Flagelación’, a su paso por la calle San Nicolás L.O.

 Abría el cortejo azul el Ángel de la Pasión, emisario de la historia más grande jamás contada, como dice la película. La del mensajero es una talla sencilla y poderosa, a la que siguió la Sagrada Flagelación, de Hernández Navarro, con Cristo y su torturador sobre un lecho de claveles rojos, como la sangre. Le tocaron la burla, con tambores y bocinas, y todos los nazarenos que portaban los instrumentos iban descalzos.

Impacta el rostro del Mesías en el paso de Jesús ante Pilato, de Antonio Labaña, e impacta la ilusión del público, de grandes y pequeños, por recibir, de nuevo, por fin, un caramelo de un nazareno.

El otro Cristo que se llevó más fotos, aplausos y veneración en la procesión azul fue el Jesús del Gran Poder, que estrenaba corona y camisa, y cuyo trono lucía un crespón negro, debido al fallecimiento de uno de sus estantes. A los pies del nazareno, hortensias.

Jesús del Gran Poder, a su salida del templo de San Nicolás

Jesús del Gran Poder, a su salida del templo de San Nicolás L.O.

Salió el Encuentro al Camino del Calvario, con la Verónica, la misma que fue a esperar al Cristo de los Toreros el miércoles en el Malecón; salió San Juan, que marca el camino, y salió María Santísima de los Dolores, la madre de Dios, a quien, la medianoche anterior, la tuna le estaba cantando Clavelitos en la plaza. A la recogida de la procesión, otro encuentro, con su hijo en la Cruz. Sobre un Gólgota hecho de rosas azules.

María Santísima de Los Dolores, a su salida del templo de San Nicolás, este Viernes de Dolores en Murcia

María Santísima de Los Dolores, a su salida del templo de San Nicolás, este Viernes de Dolores en Murcia L.O.

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